
¿Puede Venezuela defenderse ante el portaaviones más poderoso de EE. UU.?
La llegada del portaaviones más moderno de EE.UU. eleva tensiones con Venezuela, que despliega tropas y milicias
La presencia del USS Gerald R. Ford, el portaaviones más grande y avanzado del mundo, marca la mayor operación militar estadounidense en América Latina desde la invasión de Panamá en 1989.
El movimiento es interpretado como una escalada en la campaña contra supuestos carteles de droga vinculados a Venezuela, aunque analistas sugieren que podría formar parte de una estrategia más amplia para debilitar o incluso derrocar a Nicolás Maduro.
El anuncio de Caracas: 200.000 soldados en acción
El ministro de Defensa, Vladimir Padrino López, informó sobre el despliegue de casi 200.000 efectivos, junto con fuerzas aéreas, marítimas, fluviales y sistemas de misiles, además de milicias civiles.
Sin embargo, expertos cuestionan la capacidad real de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB), señalando problemas de deserción, falta de entrenamiento y escaso mantenimiento de equipos.
De acuerdo con el Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS), Venezuela cuenta con 123.000 tropas activas, 220.000 milicianos y 8.000 reservistas. Aunque dispone de aviones Sukhoi rusos y algunos F-16 estadounidenses de los años 80, gran parte de su arsenal presenta limitaciones técnicas y logísticas.
Los sistemas antiaéreos Pechora y Buk, desplegados alrededor de Caracas, podrían ser neutralizados con relativa facilidad por la tecnología estadounidense.
Misiles Igla-S y el riesgo interno
Maduro presume de tener 5.000 misiles Igla-S, aunque solo unos 700 lanzadores están operativos. Analistas advierten que, en manos de grupos armados como el ELN o disidencias de las FARC, estas armas podrían generar caos interno más que representar un verdadero desafío para EE.UU.
El gobierno venezolano parece orientarse hacia una estrategia de guerrillas, dispersando armas entre la población para dificultar una eventual ocupación.
Estrategia de “guerra prolongada”
El especialistas como James Story, exembajador de EE.UU., consideran improbable que la ciudadanía se movilice en defensa de Maduro, dada su baja popularidad y el cuestionamiento de las últimas elecciones.
Aunque Venezuela mantiene un discurso bélico y despliega recursos militares, su capacidad de respuesta frente a una potencia como Estados Unidos es reducida.
El verdadero riesgo, según los analistas, no está en un enfrentamiento convencional, sino en la posibilidad de que un conflicto derive en inestabilidad interna y violencia prolongada.
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