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Escenario. Así se observan aún algunas zonas destrozadas en Derna.Agencia EFE

A un mes de la peor tragedia en Libia, sin rendición de cuentas

Derna y las ciudades afectadas están controladas militarmente por Jalifa Haftar y un Ejecutivo paralelo al Gobierno

Hace un mes que la tormenta Daniel barrió el noreste de Libia causando miles de muertos y desaparecidos, especialmente en la ciudad libia de Derna que amaneció arrasada no solo por las lluvias sino por el colapso de dos presas y hoy su población pide responsabilidades. “No confiamos en el poder judicial; los intereses políticos (entre los dos gobiernos que divide Libia) pueden obstaculizar el procesamiento y el castigo de los responsables; y los intereses personales siguen estando por encima de los intereses del Estado”, dice Idris Makraz, miembro del Comité para las Personas Desplazadas de Derna, sobre la investigación abierta por posible negligencia en el mantenimiento de las presas.

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La población de Derna, con más de 100.000 habitantes y con una cuarta parte de la localidad destrozada, espera con desesperanza la reconstrucción de sus casas desde “el abandono” que siente incluso ahora y “el dolor de cabeza por la incapacidad de los gobiernos por asumir sus responsabilidades”, describen afectados.

Con casi 9.000 desaparecidos y más de 4.300 muertos, Libia intenta recuperarse de una de las peores tragedias de su historia moderna, con la emblemática ciudad de Derna, como epicentro de la catástrofe. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que al menos una de cada cinco personas sufrirá problemas de salud mental como depresión, ansiedad y trastorno de estrés postraumático después de la emergencia.

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Como un “milagro” describe su supervivencia la maestra Uri al Qartas, desplazada ahora en Trípoli, cuando narra cómo escapó a la azotea de “Beach Tower”, el edificio de siete plantas en el que vivía en Derna frente al mar Mediterráneo que colapsó parcialmente por las fuertes riadas durante la noche del 10 al 11 de septiembre.

“El agua inundó el primer piso, luego el segundo y el tercero, se ahogaron todos los que estaban en estos apartamentos. Mi edificio temblaba, amenazaba con caerse, y cuando estábamos en el techo, se derrumbó”, recuerda. Vio precipitarse a gente, a otros desaparecer en el hundimiento. Ella se salvó.

Solo el Centro libio de Medicina y Emergencias recupera una media de 59 cadáveres al día, según su informe mensual, y hasta ahora se han certificado más de 4.300 enterramientos, la mayoría en la ciudad de Derna. Casi 9.000 personas continúan desaparecidas, que previsiblemente fueron arrastradas por los intensos torrentes hasta el mar.

Mientras las operaciones de emergencia y asistencia han congregado a profesionales de todas las municipalidades de Libia -políticamente dividida-, las llamadas a la urgente reconstrucción han chocado con la división administrativa en la que vive el país en un interminable proceso de transición, desde el derrocamiento del dictador Muamar Gadafi en 2011.

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Derna y las ciudades afectadas, en el noreste de Libia, están controladas militarmente por el mariscal Jalifa Haftar y un Ejecutivo paralelo al Gobierno de Unidad Nacional (GUN), en control del oeste con sede en Trípoli y que es el único reconocido internacionalmente por donde canalizar la financiación y donaciones para la futuro rehabilitación. 

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