
Un mes después de atentado a Uribe, Colombia mantiene la fe y rechaza la violencia
El precandidato presidencial aún lucha por su vida. Se mantienen las investigaciones para capturar a responsables
Un mes después del atentado contra el senador y aspirante presidencial colombiano Miguel Uribe Turbay, quien sigue hospitalizado en estado grave, Colombia continúa sin conocer los motivos del ataque que estremeció al país y despertó una oleada de solidaridad y rechazo a la violencia.
"La Fuerza Pública, la Fiscalía y nuestros aliados internacionales estamos tras el rastro de quienes intentaron silenciar a un senador y desafiar al país entero", manifestó en X el ministro colombiano de Defensa, Pedro Sánchez Suárez, enfatizando la conmoción nacional.
Uribe Turbay, de 39 años, recibió dos disparos en la cabeza y uno en la pierna izquierda el 7 de junio cuando encabezaba un acto de precampaña en un parque del barrio bogotano de Modelia, ataque que ha revivido entre los colombianos el fantasma de la violencia política que marcó las elecciones de 1990 en las que fueron asesinados tres candidatos presidenciales.
El senador, nieto del expresidente liberal Julio César Turbay (1978–1982), ya había sufrido en carne propia la violencia pues quedó huérfano tres días antes de cumplir los cinco años de edad cuando su madre, la periodista Diana Turbay, fue asesinada el 25 de enero de 1991 por narcotraficantes del cartel de Medellín que la habían secuestrado en agosto de 1990 y reaccionaron a un intento de rescate.
"Quien atente contra la democracia no tendrá impunidad y eso es un mensaje frente a cualquier hecho que se pueda presentar en el país", dijo ayer a periodistas el director de la Policía, general Carlos Fernando Triana, al presentar al quinto capturado por el ataque contra Uribe Turbay.
A la espera del milagro de la recuperación
Desde el día del ataque el senador permanece ingresado en la Fundación Santa Fe de Bogotá donde ha sido sometido a varias cirugías y su estado se mantiene bajo estricta reserva médica.
En mensajes difundidos por su esposa, María Claudia Tarazona, y por su hermana, Carolina Hoyos Turbay, la familia ha agradecido el acompañamiento ciudadano y pedido oraciones por su recuperación, a lo que han respondido miles de personas en todo el país y frente a la clínica donde se mantienen en vigilia permanente con imágenes religiosas, velas y banderas de Colombia. Un mes después de atentado a Uribe Turbay, Colombia mantiene la fe y rechaza la violencia.

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