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Salón de belleza  en Túnez
Una clienta se peina en un salón de belleza en Túnez.AFP

La "revolución de los rizos" desafía los estereotipos de belleza en Túnez

Rasgos autóctonos:Dejar de alisarse el cabello se convierte en un acto político de resistencia contra estándares occidentales

Mouna Jebali siempre se alisó el cabello con una plancha, siguiendo los cánones de belleza en Túnez, pero ahora se sumó a la "revolución de los rizos", una tendencia que busca cambiar los estereotipos promoviendo el retorno a las cabelleras naturales.

Con una gorra en la cabeza, entra por primera vez en una peluquería especializada en cabello rizado, una tendencia en auge en este país del norte de África.

"Vine a hacer una transición capilar", explica la treintañera, cuyo cabello ahora está alisado y oculto bajo la gorra.

Durante mucho tiempo, lamenta, le enseñaron que "el cabello rizado no era un pelo peinado, que había que alisarlo o atarlo".

El cambio que la hizo unirse a este retorno a la cabellera natural llegó con el nacimiento de su hijo, hoy de tres años.

"Él tiene el cabello rizado y me dije que debía aceptarme por fin", cuenta la joven, que vive en Francia y aprovechó las vacaciones en su país de origen para "dar el paso".

En Túnez, como en todo el norte de África, es habitual que las personas con pelo ondulado, rizado, crespo o afro se lo alisen.

Muchas tunecinas recuerdan comentarios despectivos en reuniones familiares, observaciones hirientes en la calle o el miedo a que lucir sus rizos en el entorno laboral puede perjudicarlas.

Con el viento de libertad que sopla en la sociedad tras la revolución de 2011, el cabello rizado se volvió más visible.

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Una clienta se peina en un salón de belleza en Túnez. Durante generaciones, a la gente se le dijo que alisaran, trenzaran o cortaran sus rizos o, de lo contrario, los enviarían a casa.AFP

Discriminación

Dhouha Mechergui, cofundadora de Pineapple Studio, el primer salón de belleza especializado en rizos en Túnez, recuerda haber sufrido con sus primas y amigas antes de cada fiesta para celebrar el final del mes de ayuno del Ramadán.

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"Nuestras madres nos hacían alisados, con el olor (de los productos químicos) y todo lo que conlleva", relata.

Pasar a lo natural requiere "valor", añade, al afirmar que a veces debe hacer el rol de una terapeuta con personas para quienes "tomar esta decisión es muy difícil".

Además del deseo de lucir un estilo natural, se suman los argumentos de salud. Según un amplio estudio de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos, los productos de alisado aumentan el riesgo de cáncer de útero.

Para Nawal Benali, creadora del pódcast "¿Existe eso en nuestro aquí?", que aborda el racismo en el norte de África, la presión para llevar el cabello liso está vinculada al "texturismo", una forma de discriminación.

"Cuanto más nos alejamos de una textura llamada 'afro', 'rizada' o 'encrespada', más aceptadas socialmente seremos, ya que es un indicador de buen comportamiento, de buena presentación", según criterios derivados de los estándares del "mundo occidental blanco", explica.

La idea "es intentar borrar nuestros rasgos autóctonos, africanos", añade la productora de contenidos, para quien este requisito es "especialmente importante en el ámbito laboral".

Autenticidad lucrativa

En los últimos años, varios estados en Estados Unidos tramitaron normas para luchar contra la discriminación relacionada con la textura del cabello y, en Francia, la Asamblea Nacional adoptó en 2024 una propuesta de ley sobre la "discriminación capilar".

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En Túnez no hay iniciativas similares. Sin embargo, Sirine Cherif, que cofundó en 2021 la primera marca local de productos para cabello rizado, considera que un cambio "radical" está en marcha.

"Cuando fundamos Kamaana ('Como soy', en árabe tunecino), éramos la única marca especializada en el mercado. Meses después, otras más consolidadas lanzaron sus propias líneas para cabello rizado", relata.

Actualmente, varias compañías tunecinas están presentes en esta lucrativa industria.

"Estamos orgullosas de haber animado a las personas a ser ellas mismas, a no ceder a esa presión social y aceptarse", celebra Cherif, quien presume de una facturación en aumento del 35% al 42% anual desde el lanzamiento de Kamaana.

"¡Queremos hacer la revolución de los rizos!", declara.

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