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Paris. Emmanuel Macron, junto a su esposa, llegan a festejar el triunfo en las urnas.GUILLAUME HORCAJUELO / EFE

Francia revalida su confianza en Macron

El actual jefe de Estado gana con un 66 % de los votos frente a un 33,9 % de Le Pen. Será presidente por cinco años más

El presidente francés, el liberal Emmanuel Macron, fue reelegido ayer al obtener entre 15,2 y 16,4 puntos de diferencia sobre su rival, la ultraderechista Marine Le Pen, en la segunda vuelta de las presidenciales galas, según coincidían al cierre de la jornada cuatro proyecciones de voto.

La mayor ventaja se la da Ipsos con 58,2-41,8 % y la menor es la de Elabe (57,6-42,4).

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Hace cinco años, el liberal Macron sacó a Le Pen una ventaja de diez millones de votos, renta que se ha reducido a la mitad en esta ocasión, según las proyecciones.

“Es una diferencia amplia”, señaló el ministro de Sanidad, Olivier Véran, mientras que el secretario de Estado de Asuntos Europeos, Clément Beaune, afirmó que se trata de “una victoria clara”.

El portavoz del Gobierno, Gabriel Attal, consideró que la reelección de Macron es un “resultado histórico al que corresponde una responsabilidad histórica”. Se trata de la primera reelección de un presidente desde la victoria de Jacques Chirac en 2002.

BalanceLa abstención, en un 28%, la más alta desde 1969, evidencia el desinterés de una parte del electorado y el rechazo de otra a elegir entre los finalistas.

Esta segunda vuelta de la elección presidencial se caracterizó por la baja participación, estimada por ahora en torno al 72 %, que sería la más baja en 53 años, desde los comicios de 1969. Además, los primeros datos apuntan a que habría un 6 % de votos nulos.

Macron cerró su día tras conocer datos concretos y con una gran celebración su reelección en el Campo de Marte, en la gran explanada de hierba situada a los pies de la Torre Eiffel. El enorme jardín puede acoger hasta a 90.000 personas.

La campaña de Le Pen ha escogido para su noche electoral un pabellón en el Bosque de Boulogne, en el oeste de la capital.

Le Pen admitió su derrota frente en la segunda vuelta de las presidenciales francesas, pero denunció “métodos desleales” y consideró que sus resultados, que según las proyecciones le sitúan por encima del 40 % de los votos, “son una victoria en sí mismos”.

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Le Pen, de 53 años, ha perdido con nitidez, pero ha dado un salto adelante respecto a los resultados de 2017, cuando sacó un 34 % de votos frente al 66 % de Macron. Esta vez puede exhibir el mejor resultado de la historia para el nacionalismo populista que ella lidera. Nunca se había quedado tan cerca del poder.

Veinte años después de que el patriarca ultra Jean-Marie Le Pen alcanzase por primera vez la segunda vuelta para quedarse con un 18 % ante el entonces presidente Jacques Chirac, su hija avanza en la transformación de la extrema derecha en una opción aceptable para cerca de la mitad de los franceses. Ha dejado de asustar a muchos franceses, pero no a todos.

El éxito de Macron es considerable, teniendo en cuenta que termina un quinquenio marcado por la revuelta de los chalecos amarillos, la pandemia y la guerra de Ucrania, y en un país donde el voto antisistema está más alto que nunca. Con el nuevo quinquenio, y salvo accidente imprevisible, Macron habrá gobernado Francia durante una década, tiempo suficiente para dejar su huella en su país y en la Unión Europea.

Una Francia fracturada

El resultado electoral en Francia este domingo, más allá de una nueva victoria en apariencia holgada de Emmanuel Macron, pone en evidencia un país muy fracturado con una extrema derecha en niveles récord que compromete el margen de maniobra del presidente para aplicar su programa.

Con alrededor del 42 % de los votos, la candidata ultraderechista Marine Le Pen se queda muy por encima de la apabullante derrota que sufrió en 2017, cuando se tuvo que contentar con el 33,9 % y Macron se alzó de forma aplastante con la victoria con el 66,10 %.

Si a eso se suma un nivel de abstención inédito en más de medio siglo (en torno al 28 %, frente al 25,44 % en 2017) y sobre todo que en la primera vuelta los candidatos con propuestas radicales o populistas reunieron casi el 60 % de los sufragios, el cóctel aparece potencialmente explosivo.

Consciente de esos elementos, en su primera declaración tras su victoria, Macron reconoció que "el enfado" que ha llevado a muchos franceses a votar por la extrema derecha "debe encontrar una respuesta", como también afirmó estar comprometido con los que votaron por él para evitar el triunfo de Marine Le Pen.

El secretario de Estado de Asuntos Europeos, Clément Beaune, confesó que "la fractura" que muestran los resultados de las urnas no auguran un segundo mandato fácil para Macron ya que "no se gobierna solo con un electorado urbano y de personas mayores".