Cada 26 horas una mujer, niña o adolescente es asesinada en el Ecuador.
Cada 26 horas una mujer, niña o adolescente es asesinada en el Ecuador.CANVA

A las mujeres les regalan menos flores cada 8M, pero las siguen matando

8M | En este 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, no todas tienen razones para celebrar

Recibir flores, peluches y chocolates se convirtió en una costumbre durante cada 8 de marzo (8M), fecha en la que se conmemora el Día Internacional de la Mujer. Sin embargo, la lucha por la igualdad ha logrado reducir el porcentaje de esos detalles, que no aportan a conseguir la reivindicación de derechos por los que las mujeres han luchado durante tantos años.

Las cifras de femicidios y violencia de género demuestran que las mujeres que más flores reciben son aquellas que yacen dentro de los ataúdes. Los hechos de violencia hacia ellas registrados en Ecuador y el mundo continúan demostrando que la lucha para que los asesinatos, así como las agresiones físicas, psicológicas y sexuales desaparezcan o, al menos disminuyan, sigue lejos de alcanzar su fin.

Un estudio realizado por la Asociación Latinoamericana para el Desarrollo Alternativo (ALDEA), demostró que solo en 2022, Ecuador cerró el año con 332 femicidios, es decir, que cada 26 horas, una mujer, niña o adolescente fue asesinada en el país. Guayas, Manabí y Esmeraldas son las provincias que registraron un mayor índice de sucesos sanguinarios.

Ecuador

Ecuador cerró el 2022 con 332 femicidios, la cifra más alta desde 2014

Leer más

Según el Instituto Nacional de Estadísticas Censos (INEC), el 64.9 % de las mujeres que viven en el Ecuador han sido víctimas de algún tipo de violencia de género. El 56.9 % de las féminas han sufrido agresión psicológica, el 35.4 % han atravesado por violencia física, mientras que, la violencia sexual ha atentado contra el 32.7 %. Esto quiere decir, que 6 de cada 10 mujeres en el país han tenido que enfrentar un patrón de violencia.

Pese a estas cifras, muchas mujeres no se atreven a realizar una denuncia formal frente a la justicia. Para la artista visual y activista por los derechos de la mujer, Diana Gardeneira, esto se debe a que no importa como se hayan desarrollado los hechos “la culpa siempre será de la mujer”. Sostiene, además, que desde la Fiscalía “se comienza a ver mal a las mujeres” (revictimizarlas) y se procede a interrogarlas sobre lo que hicieron para que hayan terminado inmersas en un caso de violencia.

“En este país la justicia te maltrata, te revictimiza, estamos expuestas a un maltrato constante”, enfatiza la activista.

pillajo 1

El salario femenino, una paga que se aleja más de la realidad

Leer más

Gardeneira decidió involucrase en el movimiento feminista luego de llevar años escuchando como la sociedad y los medios de comunicación exponían un sinfín de casos de violencia de género frente a una justicia cuya respuesta era la lentitud.

No obstante, para Ana María González, educadora, activista, e integrante de ‘La Gallina Malcriada’, la prevención es más importante. “Los responsables de femicidios deben someterse a todo el peso de la justicia, sin embargo, no creo que ese hecho aporte tanto, puesto que, aunque el culpable esté preso, eso no les devolverá la vida a nuestras víctimas”. Por ello, asegura que, si tuviera que elegir entre el poder que tiene la justicia y la educación, elegiría a esta última.

Otro de los puntos que manifiesta Gardeneira para que esta situación cambie es la implementación de leyes más rigurosas que castiguen a quienes cometan estos delitos, además de destinar un mayor presupuesto para combatir este problema. Las cifras respaldan su pedido, en el año 2022, el Gobierno destinó 21 millones de dólares para la Secretaría de Derechos Humanos, entidad encargada de políticas de género, sin embargo, durante este 2023 ese presupuesto cayó abruptamente al pasar a 12 millones de dólares, lo que significa un recorte del 43 %.

Lo cierto es que la situación no mejorará aunque se destine un mejor presupuesto, ya que existen otras aristas que deben ser tomadas en cuenta, una de estas es la Policía, institución encargada de velar por el bienestar y seguridad de toda la ciudadanía, incluyendo por supuesto a las mujeres, niñas y adolescentes. No obstante, Gardeneira expone que “en este momento es imposible confiar en la Policía, porque no nos protegen”.

Sociedad_Capacitación legal_Guayaquil

Un encuentro sobre la violencia de género

Leer más

Ana María concuerda con ella, cree que la estructura dentro de la Policía debe cambiar, porque "los sistemas dentro de esta institución son muy jerárquicos y machistas", por ende “se crean sistemas de desigualdad en donde se piensa en los demás como instrumentos del trabajo, más no como seres humanos”.

Las mujeres ya mantenían un nivel de desconfianza hacia la Policía, pero la misma se recrudeció tras lo ocurrido con la abogada quiteña María Belén Bernal, quien fue asesinada en septiembre de 2022, dentro de las instalaciones de la Escuela Superior de esta institución.

González asegura que una forma para reestructurar a esta entidad es incrementar el número de mujeres dentro de sus filas y así “pase a ser una institución que realmente escuche a la sociedad, en donde existan mecanismos para una comunicación más efectiva y con poder en la toma de decisiones”. Basa su pedido, recalcando que la Policía es un ente público y por ende “se deben a la ciudadanía ecuatoriana”.

Famosas mexicanas conmemoran el 8M con mensajes contra la violencia

Famosas mexicanas conmemoran el 8M con mensajes contra la violencia

Leer más

Pero tocar a las altas esferas del poder provoca temor en algunas de ellas, por eso recurren a realizar sus denuncias de una forma virtual, las redes sociales se han convertido en su mayor mecanismo de apoyo y advertencia para comunicarse unas a otras en que hombres no pueden confiar, incluyendo a algunos colaboradores de la Policía.

Para Ana María, los grupos feministas son un sitio seguro en donde las mujeres pueden expresar lo que no se atreverían a contar dentro de otros espacios. “En una de esas reuniones (de los colectivos feministas) pude contar por primera vez una situación de acoso por la que atravesé”. La docente relata que, a sus 19 años, mientras cursaba sus estudios universitarios, un profesor de la institución la encerró en una sala e intentó abusar sexualmente de ella.

González cuenta que no se atrevió a realizar una denuncia posterior a este hecho, porque el victimario es un artista “muy famoso dentro del país”, por ende, concluyó que sería la palabra de una joven universitaria contra la de un reconocido artista que también ejercía la labor de docente.

Pero Ana María no ha sido la única a la que le ha tocado atravesar por esta situación, tal como EXPRESO lo dio a conocer en una publicación anterior, una de cada tres estudiantes ha sido víctima de acoso dentro de las instituciones educativas del país, las mismas que no siempre cuentan con protocolos de prevención para evitar que sucedan tales actos.

Mujeres universidad

La violencia a la mujer, costo millonario para la universidad

Leer más

Entonces, ¿por dónde se debería empezar para tratar de cambiar esta situación? La docente manifiesta que el cambio debe venir por parte de la opinión pública. “Hay políticos, personajes de televisión e influencers que pasan toda su carrera y vida en el entretenimiento realizando chistes machistas”, asegura que con ello lo único que se consigue es llegar a los crímenes de odio como los femicidios.

“Creemos que los chistes machistas que se realizan en las obras de microteatro, por ejemplo, no tienen que ver con las cifras de femicidio y no es cierto, porque si a nadie le da vergüenza decir un chiste machista, ¿entonces qué esperamos?, manifiesta.

Este 8 de marzo, fecha en la que se conmemora el Día de la Mujer, existen muchas Diana y Ana María que no encuentran un motivo para celebrar, por el contrario saben que la lucha debe continuar por esas 332 mujeres que perdieron la vida durante el año pasado y por las que lamentablemente se irán durante este 2023, especialmente por aquellas cuyos femicidios siguen impunes y deben descansar en una tumba “manchada de sangre” que la justicia ecuatoriana no termina de limpiar.