Solo de mujeres
Sí. Mientras en las alturas de Carondelet y sus alrededores, impera el gatopardismo y pareciera que todo cambia para que nada cambie y uno se cansa de seguir martillando sobre lo mismo, ocurren, por suerte, otros hechos dignos de ser destacados.
La presentación, el viernes, en el salón Olmedo de la Universidad Andina Simón Bolívar, de un nuevo libro de Marco Antonio Rodríguez, con la calidad que le otorga la participación como editora de su hija Paulina, me libra del tedio, del bostezo político.
Aunque no pude estar presente, la gentileza del cordial amigo me otorga el privilegio de disfrutar de su lectura casi en simultánea con su presentación.
Sin duda, otra cuidada joya bibliográfica, dedicada esta ocasión a recoger el aporte estético de connotadas artistas ecuatorianas. Enriquece mi biblioteca y bien quisiera que también mi flaca pinacoteca pero, al menos, me permite disfrutar del trabajo creador de inspiradas compatriotas de diversas épocas y de los días que corren.
“Solo de mujeres” se titula y nos hace recorrer con los textos de Marco Antonio y hermosas reproducciones fotográficas, los lienzos y las esculturas de Leonor Rosales, que encabeza el desfile, en compañía de Germania Paz y Miño, Eudoxia Estrella, Araceli Gilbert, Margot Lederberger, Carol Lindberg, Pilar Bustos, Dayuma Guayasamin, Ana Fernández, Paula Barragan, Sandra C. Fernández, Larissa Marangoni.
Son más de doscientas páginas donde las palabras y las ilustraciones resultan cónsonas con la belleza del diseño. Queda claro, otra vez, que el arte no tiene género pero lo eterno femenino le confiere una huella que le otorga una innegable señal de identidad y al pasar de las hojas, a la vez que el placer estético y literario que nos proporciona, es igualmente grato reafirmar que Marco Antonio Rodríguez ha hecho de la crítica del arte una especialización que superando los esquemas tradicionales de su ejercicio lo consagra como uno de los más altos cultores de ese difícil género que es el ensayo literario.
Bien por ello, y gracias por refrescar estos días marchitos. En buena hora contamos todavía con artistas.