Pérdidas. Habitantes de Muisne perdieron sus casas. Ayer hicieron el recuento de los daños y recuperaron sus bienes.

En Muisne unas 140 familias se quedaron sin casa tras el sismo

Según Eduardo Proaño, alcalde de Muisne, en el cantón hay, aproximadamente, 140 casas afectadas. Además, hasta el mediodía de ayer, había unos 40 heridos. Ellos fueron atendidos, ninguno tenía heridas de gravedad.

Los afectados se cuentan por docenas. Pobladores de Muisne, en el norte de Esmeraldas, pasaron la noche del sábado en albergues. Ayer hicieron el recuento de los daños que el terremoto provocó en la población costera.

Algunas viviendas corrieron con suerte y apenas se movieron con el sismo de 7,8 grados. Otras, en cambio, se desplomaron como palillos.

La casa de Daisy Lara, habitante del barrio chino, está en el segundo grupo. “Estaba cocinando cuando vinieron los dos primeros sacudones que no fueron tan fuertes. El tercero sí, estuvo terrible”, dijo a EXPRESO. Ella que se dedica a la venta de comida.

Tras el sismo, Lara vio cómo su vivienda quedó en ruinas. Ayer, junto a sus parientes recogía las pocas pertenencias que quedaron debajo del techo de zinc que se precipitó sobre la infraestructura. Los bloques –que en algún momento fueron las paredes del inmueble– parecían ‘dados de concreto’. Estaban regados alrededor del rectángulo que formaba la base de la casa de Daisy.

Los hombres eran los encargados de llevar, sobre sus espaldas, muebles de cocina, camas, colchones y objetos pesados.

Esa imagen se repetía en varios puntos. En la parte posterior de esa barriada, por ejemplo, estaba Mariela Lara, de 51 años, cuya desgracia se posó en medio del lodo.

Su esposo sufrió un derrame cerebral hace un tiempo: él no puede caminar. La noche del sábado, ella y su hija (quien no puede andar por un problema vertebral) veían televisión. “De repente todo se vino abajo. Afortunadamente no salimos lastimados”, contó la ama de casa que tuvo que hacer un esfuerzo extra para salir. Ella dice que depende del dinero que le regalan sus familiares para subsistir.

Según Eduardo Proaño, alcalde de Muisne, en el cantón hay, aproximadamente, 140 casas afectadas. Además, hasta el mediodía de ayer, había unos 40 heridos. Ellos fueron atendidos, ninguno tenía heridas de gravedad.

Quienes perdieron sus casas pasaron la noche en los albergues. Están habilitados tres pero necesitan, sobre todo, agua y alimentos.

En una escuela de la localidad los pobladores se acomodaron en las aulas y patios. No todos durmieron bajo techo. Los colchones y mantas se colocaron incluso en los pasillos. “No tenemos con qué cubrirnos”, se lamentaba una señora que no se identificó. Ella estaba segura de que, al menos ayer, no regresaría a su casa.

Muisne fue la población más afectada de la provincia. En la capital, las horas de la madrugada de ayer transcurrieron sin mayores contratiempos. Algunas zonas estaban iluminadas pero, la mayoría, estaba en penumbra por el corte de energía.

En las calles periféricas de la ciudad había paredes destrozadas. Algunos postes quedaron torcidos y amenazaban con caer sobre las casas.

Algunas personas también prefirieron pasar la noche en los pórticos de sus hogares, como lo hizo la familia de Bella y Esther Santana. Las dos hermanas estaban sentadas en sillas de plástico y, a sus pies, dormían sus parientes. Estaban sobre colchones puestos en el piso exterior de la casa.

“Íbamos a celebrar un cumpleaños. Estábamos en la peluquería, cuando vimos que todas las cosas se caían. Tuvimos que salir corriendo para buscar resguardo, dijo Bella. MAG