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Las muelas del juicio: mitos y verdades

Los terceros molares suelen aparecer entre los 16 y los 22 años, cuando se supone que la persona ha alcanzado cierta madurez. Por eso se las conoce como muelas del juicio. Generalmente no llaman nuestra atención sino hasta que empiezan a doler.

La aparición de estos terceros molares puede causar fuertes dolores, hinchar la cara y provocar algunas molestias.

Los terceros molares suelen aparecer entre los 16 y los 22 años, cuando se supone que la persona ha alcanzado cierta madurez. Por eso se las conoce como muelas del juicio. Generalmente no llaman nuestra atención sino hasta que empiezan a doler.

Estas muelas son motivo de desvelos en un buen número de casos. De hecho, constituyen uno de los problemas de salud bucodental más frecuentes en los adultos. Sin embargo, a otras personas estas piezas dentales les salen sin causar ningún problema.

La principal razón por la que se convierten en un problema es que no poseen el espacio necesario para ser albergadas. Esto obliga a las personas casi siempre a someterse a una cirugía para removerlas.

Para entender su función debemos remontarnos hasta nuestros más remotos ancestros, nos explica Nathalie Aguilar, doctora en odontología.

Estudios demuestran que los hombres primitivos tenían tanto la mandíbula como la musculatura muy desarrolladas, y el espacio que había dentro de las arcadas donde están localizados los dientes era el adecuado para que existiesen estas muelas. Además de la potencia masticatoria que aportaban cuando nuestra especie aún no preparaba los alimentos antes de comerlos.

“Las muelas del juicio son vestigios de la evolución humana. En algún momento tuvieron mucha importancia pero con el paso de miles de años de evolución, dejaron de tener utilidad”, agrega la doctora orense.

Son cuatro, pero no siempre

Las muelas del juicio crecen al final de las encías y son las últimas piezas dentales en emerger. La mayoría de la gente tiene cuatro, una en cada esquina, pero no siempre es así. Por lo general, salen a finales de la segunda década de vida o a principios de la tercera. Para entonces, los otros 28 dientes de adulto suelen estar ya en su lugar, por lo que no siempre hay espacio suficiente para que las muelas del juicio crezcan adecuadamente.

Cada paciente es un caso particular, por tanto, resulta muy difícil establecer patrones con el surgimiento de las muelas del juicio. Los dientes se van desgastando tanto por la parte por la que masticamos como por la que se halla entre los dientes —explica Ana Suárez, profesora de la Universidad Europea de Madrid para la agencia EFE— y las muelas del juicio, al igual que el resto de los dientes, van avanzando para cubrir ese desgaste. Eventualmente es posible que desaparezcan definitivamente, puesto que actualmente los huesos maxilares son más pequeños y el desgaste producto de la alimentación no requiere que tengamos que utilizar también esas muelas.

Del mismo modo la doctora Aguilar especialista en infantes, señala que las muelas del juicio no necesariamente tienen aparecer algún día. Considera incluso muy normal que los humanos vayamos perdiendo poco a poco estas muelas. Con frecuencia recibe en su consultorio a niños entre los 4 y los 6 años (edad en que las muelas del juicio empiezan su primera etapa de formación) y mediante radiografías ha podido observar que de manera natural ya no desarrollan estos molares.

No existe un patrón a la hora de extraerlas

Las expertas aconsejan que si una muela del juicio se queda dentro del hueso y no da problemas, no necesita tratamiento, no se requiere ninguna prótesis ni hay nada que vaya a molestar en la zona, no es recomendable extraerla. Pues se trata de un procedimiento invasivo.

Otra creencia extendida es que lo ideal es operarse de las muelas del juicio antes de cumplir 30 años. No obstante, también advierten de que esto no es del todo cierto. En realidad puede depender de muchas circunstancias, como la posición molar, el nervio dentario o las muelas adyacentes.

Otro de los mitos arraigados es que no sirven para nada. Sin embargo, especialistas de ADE aclaran que éstas pueden cumplir su función como cualquier diente, siempre y cuando estén bien situadas y puedan tener contacto con otro molar.

Por último, existe la creencia de que es necesario extraer las muelas del juicio cuando un paciente va a ponerse ortodoncia. Sobre este caso, Nathalie Aguilar explica que “posiblemente haya que hacerlo, aunque no es mandatorio, si las muelas del juicio salen después de haberse sometido al tratamiento”. Debido a que podría afectar el resultado del trabajo final.