Momentos politicos, momentos economicos

En Ecuador, la corriente política arrastra a las decisiones económicas. Se vive en crisis política aun en tiempos de relativa calma y ello determina, eventualmente, el comportamiento errático y altamente volátil de la economía. El dominio de lo político sobre lo económico tiene alta resonancia en estos días cuando el Gobierno depende por una parte del cumplimiento de las condiciones del financiamiento con el FMI para su subsistencia, pero hallará posibles barreras infranqueables en la Asamblea y en las calles para cumplir sus propósitos. Además, los resultados de las elecciones ponen en evidencia la falta de sustento político popular para el Gobierno, lo que augura que la política clientelar arremeterá con más fuerza de la acostumbrada, mientras el debilitamiento gubernamental se acentúa a causa de la arremetida de los correos y llamadas interceptadas del propio presidente en los que, supuestamente, se prueban actos de corrupción. Es, en política, la venganza perfecta y, si los datos se originan WikiLeaks, la prueba plena de criar cuervos para perder los ojos.

En circunstancias de furor político se dejan de lado los temas de Estado para atender la inmediatez de la crisis. No obstante ello, el gobernante responsable acepta que los correctivos económicos son la consecuencia de errores heredados y propios. En el caso del gobierno actual la carga negativa heredada del antecesor era substancial; ante ello, el gobernante fue avisado y advertido de la necesidad de tomar las acciones remediales. Mas, han debido pasar dos años para que se produzca una reacción tardía y llena de riesgos, anunciándose desde ya que el ajuste irá acompañado de una fuerte recesión.

La inacción causa efectos políticos progresivamente más imbricados y lentos de resolución. Sin embargo de ello, la reacción de la mente política es ¿por qué hacer hoy lo que se puede dejar para mañana? Contrariando esa actitud parsimoniosa, el manejo económico debe estar revestido de un sentido de urgencia y reconocimiento del momento y la oportunidad. Todo ajuste, se puede concluir, requiere no tan solo incluir la compensación social para paliar los embates de los grupos vulnerables, sino materializar la activación productiva, pues es con crecimiento que se superan las crisis.