Misilazo a Paris

Lo que se preveía ocurrió: el presidente Trump anunció el retiro de EE. UU. del COP21 suscrito en París a fines de 2015 por 195 países. El argumento fundamental para tomar esa decisión fue que dicho acuerdo pone en desventaja a la industria norteamericana en la competencia mundial. En breves palabras, el Acuerdo de París diríamos que es un compromiso donde las economías grandes y pequeñas del mundo buscan una transición hacia un entorno bajo en carbono, habida cuenta que existe suficiente evidencia científica de que el carbono está produciendo un calentamiento global que podría hacer inhabitable el planeta.

El acuerdo es fundamentalmente importante para los países en desarrollo, en especial para aquellos como Ecuador, que basan gran parte de sus exportaciones en productos agrícolas, los cuales se ven seriamente afectados por cambios en el clima, como por ejemplo, inundaciones y sequías. Nadie dice que el mundo es justo, pero es importante evidenciar que el retiro norteamericano equivale a trasladar el peso del clima a los más pobres, sin afectar en su comercio (para citar solo una arista) a los más ricos.

Pero la connotación es mucho más grave en lo moral: equivale a que un país como Ecuador decida, por ejemplo, desconocer los acuerdos internacionales sobre los derechos de los trabajadores porque eso hace menos competitiva a nuestra industria; inaceptable.

Con la decisión del presidente Trump ocurrió también lo impensado: muchas autoridades locales y corporaciones de EE. UU. decidieron ir adelante con su parte de la responsabilidad en el cuidado del ambiente, desconociendo lo decidido por Trump.

En el mundo moderno la manera que tienen las personas para hacer ver su poder es consumir de quienes seguirán sus planes de reducción de emisiones. Es vital visibilizar a aquellas empresas que han decidido recoger el guante de la responsabilidad, premiándolas con el consumo de sus productos y la inversión en ellas.

Finalmente, es triste ver cómo se deteriora el liderazgo de un país vital para el desarrollo de Ecuador, con quien tenemos tantos vínculos, ojalá de largo plazo.