Mercado. Rosa Acosta, quien tiene 20 años vendiendo baldosas, muestra una importada y una nacional.

El Mipro pone nueva regla a baldosas importadas y locales

El sector de la construcción empieza a levantarse poco a poco. El volumen de construcción aumentó en 3,5 % entre enero y febrero de este año, según el estudio mensual de opinión empresarial, del BCE. Pero las nuevas reglas para las baldosas le ponen ot

Se abre una nueva diferencia de opiniones entre el Ministerio de Industrias y el gremio de las baldosas importadas. Para la cartera de Estado, las nuevas reglas que ha puesto buscan asegurar la calidad del producto y prevenir riesgos para la vida, la seguridad humana y el medio ambiente, así como evitar prácticas que puedan inducir a error a los consumidores. Mientras que para Dalila Gómez, presidenta de la Asociación de Importadores de Cerámica Plana (Asimcep), es otra barrera para frenar las importaciones, porque antes podían ingresar al país 5.000 metros cuadrados de baldosas sin tener que pasar por las pruebas de calidad y ahora tendrán que hacerlo cada metro cuadrado.

Según Gómez, cumplir con ello implicará sacar más divisas del país, cuando es lo que se quiere evitar. Por ello considera que hay una contradicción entre lo que planifica el Gobierno y lo que al final hace.

Para el gremio, otros efectos son que limitará la variedad de los productos y que el cliente final pagará más.

Advierte que si baja la presencia del producto extranjero, el nacional puede subir más los precios por bajar el stock en las perchas; y al final, una vez más son los pequeños y medianos empresarios los más afectados, ya que tendrán que tener más dinero para pagar la certificación por metro cuadrado y por variedad.

Tras la entrevista con Gómez, EXPRESO recorrió la avenida Machala y Francisco Segura, donde se venden materiales de construcción. La mayoría opinó igual que el gremio. Rosa Acosta, comerciante, dijo que hace 10 años en sus locales un 90 % de las baldosas eran extranjeras, ahora son 50 % y 50 %. Aunque el producto importado es más económico en un 5 % y los distribuidores dan más facilidades para pagar. Resaltó que recién están subiendo las ventas y con ello está pagando deudas del 2016, a criterio de ella el peor año para la construcción y su negocio: sus ventas bajaron hasta un 60 %.

Por su parte, el arquitecto Iván Gutiérrez indicó que debido al bajón de las ventas entre 2014 y 2016 tuvo que reducir su local de 6X12 metros a 6X6, logrando ahorrar así $ 1.000 mensuales en arriendo. Por lo tanto, espera que esos días no regresen y que continúe la leve recuperación que empiezan a tener.

Según los comerciantes, los productos que llegan son de calidad. Julio Orellana, del comercial JR, destacó que quienes compran son personas entendidas en la materia, por lo tanto pueden distinguir entre una baldosa resistente y otra que “parece galleta”.

A los clientes también les inquieta la noticia, por el temor a que suban los precios del material. Graciela Zerna, quien compraba en un local de la avenida José de la Cuadra, al sur de la ciudad, manifestó que con un préstamo quirografario está haciendo el segundo piso de su casa y teme que no le alcance si la nueva regla provoca el encarecimiento de las baldosas.

El gremio también mostró cifras que indican que el sector está conformado en su mayoría por pequeños importadores. Solo una empresa trajo, en el 2017, un 18,38 % de lo que ingresó al país, o sea $ 10,7 millones de un total de $ 58,2 millones. Las demás traen entre el 0,1 % y el 7 %.

Otro tema que les inquieta es el rumor de que el único laboratorio que debe certificar las baldosas no tendría los 180 días para hacer los cambios necesarios. Esto pese a que en el reglamento publicado en el Registro Oficial sí se otorga ese tiempo. El gremio espera que los 180 días se mantengan. Si no es así, los contenedores con baldosas se van a acumular en los patios de la Aduana, perjudicando al importador, al cliente y al mercado, porque sin la certificación de calidad no es posible retirar los contenedores.