Reclamos. Varios empleados despedidos de la clínica Panamericana protagonizaron el sábado una protesta.

Las millonarias deudas tienen a clinicas en terapia intensiva

Que el caso del despido masivo en la clínica Panamericana se repita en otros centros de salud es el temor de representantes entrevistados por este Diario respecto a la situación en las clínicas privadas que están impagas por los servicios prestados a entidades públicas. Lo que desencadenaría un efecto dominó para el empleo y la atención médica que se vería mermada.

Ese es el panorama que vislumbra Luis Serrano, del Instituto de Diálisis San Martín, a cuya empresa el Ministerio de Salud Pública y el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS) le adeudan valores desde octubre, “y estamos preocupados porque ya se acerca un pago doble, tanto el mes de febrero y el décimo cuarto sueldo en marzo”.

Serrano enfatizó que han podido cancelar el sueldo de enero a sus empleados con el dinero recibido hasta septiembre, pero que para los meses que vienen se les dificultaría cumplir con ello; sin embargo, despedirlos no es una opción.

“No podemos despedir, porque es el mismo paciente que lo vemos tres veces por semana, en tres turnos diferentes, y tenemos que cumplir con un número determinado de profesionales de enfermería por máquina de hemodiálisis”.

Las deudas colapsan la unidad médica en términos generales: los empleados, entrega de las máquinas, los insumos, indicó Serrano.

Una situación similar se presenta en la clínica Nefrosalud, que también atiende a pacientes renales. Su propietario, Gino González, indicó que el Ministerio de Salud Pública les adeuda seis meses, cerca de 1’200.000 dólares.

Esa deuda hace que la clínica no pueda cumplir con sus proveedores y con sus empleados (52 en total) a quienes les debe el mes de enero y las aportaciones al IESS.

González indicó que están analizando separar al menos el 10 % de sus colaboradores. Una decisión que deberán tomar en estos días.

Además del pago de sueldos a empleados, Serrano dijo que no han podido cumplir con las multinacionales. Una de ellas ya les retiró cuatro máquinas para hemodiálisis, que equivale al tratamiento para 24 pacientes, lo que le disminuyó al centro la capacidad operativa.

Por su parte, Édgar Lama, de clínica Kennedy, indicó que el IESS tiene pendientes pagos que ascienden a más de 40’000.000 de dólares, entre facturas pendientes de auditar y mal auditadas.

Reconoce que el IESS les ha ido acreditanto valores, aunque “no al ritmo que deberían pagar con el fin de ponernos al día las deudas”; por lo que, para estar al día con sus empleados, han debido hacer uso del crédito personal y del crédito del hospital.

La situación de ese pago a ‘bajo ritmo’ ha detenido el ingreso de pacientes. “No puedo ingresar como ingresaba antes porque, desgraciadamente, no tengo la capacidad económica”, dijo el médico, quien aseguró que está recibiendo las emergencias vitales.

En tanto que los usuarios, quienes terminarían siendo los más afectados al no contar con el servicio, están temerosos por su salud.

Dora García, de la Asociación de pacientes Renales Caminando hacia la luz, indica que aunque la atención no ha disminuido sí sienten temor porque necesitan contar con las medicinas de calidad, al ser pacientes trasplantados. “El Estado está con el proceso de subasta inversa (...) lo que sentimos es que están viendo precios más que calidad”.