
Michel Temer asumio como presidente de Brasil en lugar de Dilma
Michel Temer firmó la notificación del Senado en la que asume de manera interina la Presidencia de Brasil
La notificación, firmada por el titular del Senado, Renan Calheiros, faculta a Temer como presidente durante los próximos 180 días, período en el cual la Cámara Alta debatirá si destituye a Rousseff o la permite volver al cargo.
El nuevo gobernante, según el primer secretario del Senado, Vicentinho Alves, asumirá de manera “interina” y no en calidad de “en ejercicio”, como acostumbraba hacerlo durante las ausencias de Rousseff.
En su primer discurso como presidente interino, Temer aseguró que “es preciso recuperar la credibilidad de Brasil”.
Rodeado de su gabinete enteramente masculino de 24 ministros, Temer dijo en el Palacio de Planalto, sede de la presidencia, que “es urgente pacificar la nación y unificar Brasil” con un “gobierno de salvación nacional”.
Temer, quien ejerció su cargo de vicepresidente durante los cinco años y medio del gobierno de Rousseff, lanzó un mensaje de esperanza a los brasileños, que atraviesan la peor recesión económica en varias décadas, y prometió que adoptará políticas que estimulen la economía y atraigan inversiones para combatir la elevada inflación y el creciente desempleo.
Pido a “partidos políticos, liderazgos, entidades organizadas, al pueblo brasileño que me preste su colaboración para sacar al país de esta gran crisis”, dijo Temer, de 75 años.
“El diálogo es el primer paso para enfrentar los desafíos para avanzar y garantizar la reanudación del crecimiento”, añadió.
Temer anunció asimismo la reducción de ministerios de 32 a 24 para cortar gastos públicos y aseguró que “cuanto más temprano podamos retomar las cuentas públicas más rápidamente podremos retomar el crecimiento”.
La notificación a Temer fue entregada diez minutos después de la que le fue remitida a Rousseff y en la que de manera oficial se le comunicó la decisión del plenario del Senado, que por 55 votos a favor y 22 en contra decidió dar vía libre al juicio destituyente.
El hasta hoy vicepresidente gobernará mientras el Senado decide la suerte de Rousseff, quien de ser separada definitivamente del cargo permitiría que Temer termine el mandato hasta el 1 de enero de 2019.
Michel Temer quería salir de la sala de máquinas del poder brasileño después de tres décadas en las sombras. Ahora se ha convertido en presidente. Por fin, los focos le buscan a él.
El Senado decidió este jueves iniciar un juicio político contra la mandataria Dilma Rousseff, abriendo el camino para que este glacial abogado de 75 años asuma los mandos de la mayor economía de Latinoamérica durante hasta 180 días.
En caso de que Rousseff sea declarada culpable de maquillar las cuentas públicas, Temer será presidente hasta el último día de 2018.
Sonriendo y en mangas de camisa, Temer siguió las votaciones sobre el impeachment de su compañera de gobierno durante cinco años en la Cámara de Diputados y el Senado.
Una imagen demasiado explícita para este estratega de andar erguido y aire distante poco dado a los excesos. Pero el líder desde hace 15 años del clave PMDB (centro) ya llevaba meses coqueteando con un protagonismo que siempre le rehuyó. Y tras sobrevivir casi 30 años en los envenenados pasillos de Brasilia, supo dosificar las señales de que su matrimonio de conveniencia con Rousseff ya no le convenía.
Hasta que en marzo dio el paso definitivo al orquestar la salida de su decisivo partido de la coalición de un gobierno al que había llegado como número dos y del que salió como su principal verdugo. Como gran “traidor” y “jefe conspirador”, según la mandataria.
Incluso con su jaque a la reina surtiendo efecto, Temer siguió trabajando entre bambalinas. Mientras a Rousseff se le escapaba su presidencia entre las manos, su vice diseñaba desde su residencia el desembarco al despacho del Palacio de Planalto.
Tanto que ensayó ante el espejo su discurso por si acababa con la banda presidencial cruzada en el pecho. En su segundo “descuido” desde que el sillón de Rousseff comenzó a tambalearse, se filtró un nítido audio en el que, con la voz solemne que da el poder, Temer se dirigía “al pueblo brasileño” proponiendo un “gobierno de salvación nacional”. Faltaban seis días para la votación en la Cámara de Diputados.
El monólogo era también un guiño a los mercados, que le ven desde hace meses como el torniquete que puede frenar la hemorragia económica que dejó anémico al gigante sudamericano.
AFP/EFE