Por un Mexico democratico y revolucionario

Las estadísticas mexicanas son alarmantes y sangrientas, con una población de 132 millones de habitantes, que lo hace el país de habla española más grande del mundo. Desde 2006, durante el sextenato de Felipe Calderón, se inició la guerra contra el narcotráfico, que ha producido 170 mil muertos y 28 mil desaparecidos; hay un promedio anual de 25 mil homicidios. En esta última campaña electoral 146 políticos fueron asesinados desde septiembre de 2017, de ellos 46 eran candidatos y precandidatos. Pero también sus estadísticas son contradictorias, es el segundo país de América Latina con más millonarios. Al menos 50 tienen fortunas superiores a los $ 500 millones; pero tiene 53 millones de pobres, casi 5 millones en pobreza extrema y recibe alrededor de $ 24 mil millones en remesas provenientes de EE.UU. Es parte del G-20. Pero los ciudadanos mexicanos han decidido que no van más estos ignominiosos indicadores, le han dicho no a los dos grandes partidos políticos tradicionales: PRI y PAN. Y le han dado una victoria apabullante, 53,8 % de los votos válidos, a Antonio Manuel López Obrador -AMLO, del partido Morena, de centroizquierda, quien promete “un cambio radical a un régimen de corrupción y violencia. De injusticias y de privilegios como el existente en México”. Para varios analistas de la región “gobernará más como un Lula que como el comandante Chávez”.

Su triunfo no es más que la constatación de que el electorado mexicano desea cambios reales en su situación, que no puede continuar como está en la actualidad. AMLO está actuando con tino, pidiendo que nadie se asuste, convocando a la reconciliación nacional, reuniéndose con los empresarios y coordinando directamente con el presidente Peña Nieto la transición, para dejar sin piso a sus rabiosos detractores. Finalmente, con su triunfo AMLO no puede defraudar a 30 millones de votantes, debe cumplir sus promesas desde el inicio, engendrando un renacer democrático que le han negado la hegemonía del PRI y la alternancia insuficiente del PAN. Hay altas expectativas colectivas de “un gobierno del pueblo y para el pueblo”.