Un Primero de Mayo diferente

Desde fines del siglo XIX hasta hoy, el mundo celebra el 1 de Mayo como Día Universal del Trabajo, en memoria de los obreros que por reclamar justas jornadas laborales fueron masacrados en Chicago en 1886. Desde ahí tiene un significado histórico universal.

Los nuevos tiempos fusionan las condiciones estructurales y coyunturales que se dan en lo económico, sociopolítico y cultural de cada país y en sus respectivos contextos particulares. En el mundo occidental es común reconocer y valorar la importancia del trabajo y del esfuerzo laboral como un factor clave y determinante para crear producción, riqueza, desarrollo y bienestar económico.

En nuestro país el 1 de Mayo fue instituido como fecha histórica por resolución de un manabita, Leonidas Plaza Gutiérrez, en 1915. Esta singular decisión en estos momentos tiene un mayor significado en las zonas de la costa, sobre todo en Manabí, Esmeraldas, Guayas y Los Ríos, que sufrieron los efectos de un sismo de 7.8 grados, que destruyó gran parte de la infraestructura de las dos primeras provincias mencionadas.

Este 1 de mayo debe tener la significación del compromiso de todos los ecuatorianos, sin distingo de partidos, ideología, religión, cultura, etnicidad, etcétera, de renovar, y profundizar el esfuerzo laboral y productivo para que el país, especialmente las zonas afectadas, se recuperen.

Hoy la fecha debe llevar implícitos tres significados: unir más al país para superar la crisis económica y los efectos destructores del sismo; renovar la tarea de los trabajadores manuales e intelectuales, empresarios, gobiernos seccionales y ONG, para que Ecuador y las regiones destruidas reactiven su economía, y que a la vez se active la promesa responsable y veraz de mantener la unidad ante la adversidad.

Este 1 de mayo debe rememorar a los mártires de Chicago y el compromiso de justicia social hacia los obreros, pero también debe ser la ocasión de asumir la firme convicción por parte de manabitas, esmeraldeños, guayasenses, riosenses y del país entero, de que la fuerza laboral de todos los trabajadores ecuatorianos seguirá siendo la energía activa de la economía y la vitalidad humana que reconstruirá sus aparatos productivos.

Hoy es un día de recordación pero también de convencimiento y de propósito de superar los avatares negativos que aquejan al país y en particular a la región litoral.