Un matrimonio en Suecia con un ritual de Otavalo
A mediados de enero del año pasado, José Morales Conejo y Luz María Cahuasquí encabezaron una delegación conformada por 25 otavaleños para viajar a Estocolmo, para ser testigos del matrimonio de su hija Nancy con el sueco David Ellgren.
A mediados de enero del año pasado, José Morales Conejo y Luz María Cahuasquí encabezaron una delegación conformada por 25 otavaleños para viajar a Estocolmo, para ser testigos del matrimonio de su hija Nancy con el sueco David Ellgren.
La celebración eclesiástica se desarrolló en un templo cristiano evangélico, religión que profesan los hoy esposos.
La recepción fue adornada con alrededor de mil flores que llevaron de Ecuador. Los 300 invitados fueron testigos de la primera fase de la celebración al estilo sueco, en la que prevaleció la música ambiental, las felicitaciones de amistades y la proyección de un vídeo sobre la trayectoria de la pareja.
La segunda etapa empezó con el ‘ñavimaychay’ o la purificación de las almas de los novios, protagonizado por los otavaleños. Consistió en el lavado de caras, manos y pies con agua, flores y ortigas.
La familia indígena colocó a la pareja un poncho y sombrero. Continuó el fandango, danza popular en un matrimonio otavaleño.
También fue la ocasión para que los indígenas mostraran las bondades naturales y costumbres de Ecuador.
Hoy David y Nancy están radicados en Otavalo, donde administran una pequeña fábrica familiar de tejidos. Son padres de María Emilia, de tres meses, con lo que sellaron una relación que nació en Suecia, país en el que Nancy realizó una maestría en Economía.
Ambos hablan inglés. Ahora él aprende el quichua y ella perfecciona el sueco.
David inmediatamente se adaptó al clima, tomando en cuenta que en su país la temperatura promedio en invierno es de -0,2 ºC.
José Morales admitió que sintió cierto recelo cuando recibió la llamada de David para pedir la mano de su hija, que se concretó con su arribo al país.
Le preocupaba el cambio de cultura, ‘la mente abierta’ de los suecos. Al final ese criterio fue desechado y acordaron que la boda se efectuaría en seis meses, el 24 de enero del 2015.
“Lo empezamos a conocer a David y vimos que era una persona agradable, sencilla y respetuosa... Así es toda su familia y la mayoría de los suecos con los que logramos relacionarnos”, expresó.
Morales considera que el europeo dentro de la familia no trastocará sus raíces.
“Aquello era un tabú. Ya hay algunos otavaleños que se han casado con extranjeros. Lo importante es que respetemos la cultura, las tradiciones”, dijo.
Los otros dos miembros del hogar Morales-Cahuasquí son Wilson e Hilda, quienes, al igual que Nancy, valoran las costumbres otavaleñas, a través de la vestimenta blanca y las trenzas. También hablan el quichua, cuando el momento lo amerita.
En junio próximo, la familia Ellgren-Morales viajará a Estocolmo para presentar a la primogénita a sus abuelos suecos Bernp y Cristina Ellgren, quienes planifican visitar Ecuador el próximo año. (F)