El mapa del subempleo en Guayaquil

El mapa del subempleo en Guayaquil

El rostro del subempleo se ve en cada esquina de Guayaquil. En los semáforos, bajo puentes, en las calles de alta circulación, en las vías de las ciudadelas.

El rostro del subempleo se ve en cada esquina de Guayaquil. En los semáforos, bajo puentes, en las calles de alta circulación, en las vías de las ciudadelas. Venden agua, jugos de guanábana o naranja, caramelos, forros para celulares, cargadores, frutas, peluches, morocho, arroz con leche, humitas, hayacas.

En la esquina de las calles Vicente Trujillo y Los Ríos, al sur de la ciudad, mientras cambia la luz del semáforo los conductores adquieren paquetes de papel higiénico, pasta dental, aguas medicinales. Todo se oferta por un dólar.

Entre el voceo de los vendedores se impone la música que invita a bailar, y es que allí también se instala un grupo que imita a Michael Jackson, o el joven que baila con una muñeca de trapo. Son escenas que se repiten en toda la urbe. La falta de empleo inspira y el número de artistas aumenta.

A lo largo de la vía a la costa o por Los Ceibos se ofrecen hasta encebollados, bolones, almuerzos, bocadillos típicos, panes.

El conglomerado lo forman subempleados que pueden ser informales o formales, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC). Los primeros no tienen el Registro Único de Contribuyentes y los segundos sí.

Cada uno vive sus propias dificultades. Los vendedores ambulantes son los que cada día aseguran unos dólares en sus bolsillos, no así quienes ofrecen sus habilidades como entendidos en determinada área, como la construcción.

EXPRESO fue hasta las tres zonas donde decenas de subempleados anclan su esperanza de que alguien los contrate ese día, aunque sea por horas.

Al iniciar la mañana se ven rostros llenos de ánimo, frescos y con mucha energía, pero en la medida que el sol llega al cenit las expresiones faciales empiezan a decaer. Es como si estuvieran conectados con el astro. Ellos saben que si llegan las 12:00 y no los han contratado, es un día perdido.

Muchos llegan desde fuera, del área rural. De Babahoyo, Milagro, Daule, Balzar, Yaguachi, Jujan o cualquier otra zona cercana desde donde pueden ir y venir en el día

Pero lo que más inquieta en las cifras es que, por lo general, no tienen seguro social (IESS). El INEC indica que en la categoría subempleo solo un 3 % está afiliado, según el informe de junio de este año.

Cuando se minimiza la lupa para salir del subempleado y ver qué pasa con los empleados, se descubre que en el país solo un 29,8 % tiene seguro social (del IESS), pese a toda la campaña que hizo el Gobierno de Rafael Correa para obligar que todo trabajador cuente con su seguro.

Radio Cristal es la zona típica para buscar trabajo

Radio Cristal, ubicada en García Moreno y Luque, es la zona típica para buscar trabajo desde hace décadas. Alrededor de la emisora se congregan albañiles, electricistas, asistentes para el hogar, meseras, ayudantes de cocina, etc.

Allí están los subempleados, aquellos que ganan menos del sueldo básico o que trabajan menos horas de las que quisieran, quienes en el país suman 1,6 millones de personas, según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC).

En esta categoría también hay informales, que difieren de los formales tan solo por tener o no el Registro Único de Contribuyentes. Así, en el grupo la tasa del subempleo informal a nivel nacional es del 66,8 %, a junio de este año. En 2016, en el mismo período fue de 63,3 %. Así, el incremento en un año es de 3,5 puntos porcentuales.

En el recorrido que hizo Diario EXPRESO en esta zona encontró a Ivone Villagómez, de 37 años, quien desde hace un lustro no tiene un empleo estable.

Ella es ayudante de cocina. Hace medio mes trabajó por una semana, ganando $ 15. Ella no trabaja entregando factura y suele ser contratada por huecas que también son informales y que tampoco generan suficiente dinero.

Villagómez es una de las personas que no tienen seguro (uno de los grandes problemas de este grupo de personas). Es poco el dinero que gana y no le alcanza para pagar la afiliación.

Rumichaca y Aguirre, la esquina de los albañiles

Los entendidos en electricidad, fontanería y en edificar una pared o hacer una losa son los que se congregan en Rumichaca y Aguirre. Allí se puede acudir para contratar a albañiles experimentados. Uno de ellos es Carlos Triviño, de 45 años.

Asiste al lugar desde que la contracción económica afectó al país y por lo tanto al sector de la construcción. Se trata precisamente de los casi dos años en los que el Producto Interno Bruto del sector se mantiene en cifras rojas.

Triviño cuenta que laboraba con un arquitecto que tras la crisis económica optó por migrar a Estados Unidos. Junto al profesional edificó varias de las casas que están en la vía a Samborondón.

Obtuvo su último trabajo temporal hace medio mes.

Sus compañeros de la zona que lo rodean concuerdan en que cada uno consigue un ‘cachuelo’ (trabajo eventual) cada 15 días, pero al final del mes no logran sumar ni un sueldo básico.

Cuando son contratados para obras más grandes, donde pueden ganar más, procuran no gastar todo el dinero. “Toca hacer estirar la plata. No exageramos, pero tratamos de gastar por centavos, porque no sabemos cuándo tendremos un contrato nuevo”, dijo uno de los albañiles en tono jocoso, pero muestra claramente el drama del desempleo que viven muchos ecuatorianos.

La Bahía, lugar donde reina el trabajo informal

La tasa de la informalidad en el país es de 45 %. Son quienes no tienen el Registro Único de Contribuyentes (RUC). En la Bahía de Guayaquil es por donde caminan la mayoría de trabajadores informales, ofreciendo una variedad de productos, como un vaso con jugo o una prenda de vestir.

En el lugar se puede encontrar de todo, hasta las imitaciones de las marcas más reconocidas internacionalmente. Por lo general los precios son económicos y eso hace que sea más atractivo ir a comprar a la Bahía. La misma prenda de vestir que se ofrece allí, puede venderse a más del doble en otro sitio. La diferencia no siempre radica en si el local es formal o informal, sino en el valor agregado que pueden brindar otros almacenes.

Pero, más allá de las zonas donde se congregan las personas que tienen un subempleo formal o informal y otro tipo de empleos no adecuados, hay otro índice que llama la atención en el informe del INEC: en su mayoría no están afiliados al Seguro Social (IESS).

De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Censos, durante junio de este año el 29,8 % de los empleados se encuentran afiliados al Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social, mientras que un 56,6 % no tiene ninguna afiliación, lo que revela las deficiencias que el Gobierno actual debe tomar en cuenta para mejorar. LZA