Hubo quienes armaron pequeñas canoas para trasladar a las personas de un lugar a otro. El costo del viaje, para no mojarse, fue de  $ 0,50 por cada vuelta.

Manabi, azotada por el desborde de sus rios

Chone también. Desde San Pablo, en el cantón Chone, fueron evacuadas unas 60 familias, afectadas por las inundaciones y las lluvias del viernes.

Unos corrían, en medio de la desesperación y llanto de sus vecinos, tratando de escapar de la corriente del agua. Otros buscaban salvar algo de lo que quedaba bajo el río. Sucedió a las 07:00 de ayer en la parroquia Estancia Vieja, de Portoviejo, y en pleno centro de Santa Ana, que quedó anegado.

Todo esto después del desbordamiento del río Portoviejo, tras varias horas de intensas lluvias, según lo afirmó el coronel Cristian Macías, jefe del Cuerpo de Bomberos de Santa Ana.

Las madres llevaban a sus hijos a un lugar seguro, mientras los comerciantes contemplaban sus locales llenos de agua; por ahora las pérdidas económicas son incalculables en Santa Ana. Rafael Cedeño, de 86 años, recuerda que algo similar sucedió en este pueblo hace 40 años, desde entonces no habían pasado algo semejante.

Francisco Zambrano (55), oriundo de Estancia Vieja, contó que “el agua no dio tiempo a nada”, y que solo salieron con lo que llevaban puesto agarrando a sus pequeños hijos y el resto de sus familiares. “Lo importante es que estamos con vida y el resto se recupera, nunca habíamos tenido una experiencia tan triste como esta”.

Mercedes Quiroz trataba de animar a su vecina Cecilia Briones, quien lloraba desconsoladamente y repetía que sus cosas estaban bajo el agua y su casa inundada. Ambas son de Estancia Vieja y en ese momento vivían la misma experiencia. “Me están diciendo que me van a prestar una casa hasta que el agua baje, pero yo no quiero salir de mi vivienda. ¡Dios mío, qué desgracia!”, repetía Cecilia.

En Estancia Vieja la desesperación era notoria: colchones, electrodomésticos, utensilios de cocina y animales domésticos estaban en medio del agua. Personal de socorro como la Policía, Cuerpo de Bomberos, Cruz Roja, Defensa Civil y otros organismos de ayuda trataban de evacuar a las cientos de familias afectadas.

Un panorama desalentador y triste también se vivía en el casco comercial de Santa Ana, donde lanchas de socorristas trataban de ayudar con el traslado de varias familias. El nivel del agua alcanzaba de 1 a 3 metros de profundidad en algunos sectores.

“Nuestro comercio está bajo el agua, hemos perdido todo. La emergencia se dio después de las lluvias del viernes y la madrugada de hoy (ayer)”, indicó Esperanza Chávez, quien era ayudada por varios socorristas.

Desde Manta y en medio de la inundación apareció Cecilia Morán, apresurada, pues al enterarse del hecho en las redes sociales salió con el resto de su familia en busca de una sobrina. “Dios mío, ¿qué le está pasando a la Tierra? Dios, ya no queremos más desgracia”, dijo.

Santa Ana se encuentra a escasos metros del cauce del río Portoviejo y al mismo se unen los afluentes de La Mocorita, Chamucame, La Cuesta, Peminche, Las Piedras y otros.