La halitosis repercute en la autoestima, vida social y sexual de los que sufren este problema.

Mal aliento, un enemigo del placer

La halitosis repercute en la autoestima, vida social y sexual de los que sufren este problema.

La noche de pasión estaba asegurada. Las sábanas impecables, el aroma de la habitación y altas expectativas de placer conformaban el escenario ideal; sin embargo, todo se detuvo. Las intenciones desaparecieron y lo que prometía ser una velada para disfrutar perdió toda la magia. ¿La razón? El mal aliento de la boca de su pareja.

La halitosis es un problema común. Según la OMS (Organización Mundial de la Salud) cerca del 40 % de la población ha sufrido algún episodio de mal aliento en su vida. Sus consecuencias se evidencian en los bajos niveles de autoestima, relaciones interpersonales deficientes e incluso puede convertirse en una razón de ruptura sentimental.

La Federación Española de Sociedades de Sexología indica que, mediante una encuesta a 2.500 mujeres, se determinó que el 29 % de ellas ha frenado el acto sexual por el mal aliento de su pareja.

Rodrigo Céspedes, sexólogo, indica que la halitosis ejerce gran influencia en la actividad sexual. Explica, además que este problema genera que se pierda el interés sexual, debido a que tanto la testosterona en los hombres como los estrógenos en las mujeres bajan.

La odontóloga Geoconda Luzardo asegura que la halitosis no es una razón por la que visitan al dentista. “Las personas vienen cuando además del mal aliento, también sienten dolor”. Ella menciona que existen dos tipos: la intraoral cuya responsabilidad recae en la descomposición provocada por las bacterias y la extraoral que proviene del sistema digestivo.

Céspedes afirma que el mal aliento puede ser incluso una causa de separación en la pareja. Sin embargo, considera que lo primero que se debe hacer es hablar el tema y alertar al otro del problema. Si el mal aliento es persistente, es posible que la nariz de quien tiene esta condición se haya acostumbrado y no lo perciba.

Por otro lado, la psicóloga y orientadora familiar Jenny Sornoza, no considera factible que el mal aliento sea la causa de la ruptura. “Si esto ocurre eso significa que la relación ya estaba resquebrajada o era conflictiva” y que la situación solo “es la gota que rebosó el vaso de agua”.

Finalmente, recomienda que se trabaje juntos para encontrar una solución al mal aliento sin que el amor y la pasión paguen la factura de este problema de salud.

Autoexamen

La odontóloga Geoconda Luzardo recomienda un método para autoevaluar si se sufre de la temible halitosis. Tome una cuchara y lámala. Deje pasar un minuto y huélala. Las bacterias que están en su boca quedarán en la cuchara y emitirán olores similares a los que usted emana. De esta manera tendrá un veredicto que le indicará si tiene mal aliento o no.

Privacidad

Decirlo cuando estén solos.

Para abordar la temática del mal aliento con la pareja debe ser en un espacio en el que ambos se sientan cómodos. No puede comentarse del problema frente a terceros porque el otro se sentirá humillado. Su halitosis es un problema que no debe ser ventilado públicamente.

No juzgar

Es un problema de salud.

No recrimine a su pareja con frases como “¿acaso no hueles?”. Comprenda que la halitosis es un problema médico en el que su pareja necesita apoyo, como con cualquier otro inconveniente de salud. No lo rechace porque eso mermará su autoestima y afectará la relación sentimental.

Sutileza

El tono que usa también es importante.

Aunque los niveles de confianza en una pareja son altos, tratar este tema puede ser incómodo. Cuando le informe del problema no lo haga despectivamente. Elija las palabras y hable sin mostrar desagrado o asco.

Apoyo

Involúcrese en el problema

Es importante que detectado el inconveniente del mal aliento se una a su pareja en la búsqueda de una solución. Acompáñelo al dentista o a los exámenes para determinar la razón de la halitosis. Su pareja se sentirá apoyado y no discriminado por el mal aliento.

Otros casos

La halitosis es un limitante social

Las consecuencias del mal aliento van más allá de las sábanas. Este mal puede repercutir en la forma en que las personas se relacionen con usted. Si se está consciente del problema la persona evitará el contacto directo con su receptor. Por ejemplo, adoptará comportamientos como hablar con la cabeza agachada o evitar las interacciones cercanas con los otros.

Si usted no se ha dado cuenta del olor, los otros pueden enviarle señales, como mantener conversaciones cortas o tocarse disimuladamente la nariz. Otra pista común es que constantemente las personas de su círculo social le regalen dulces o mentas.