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La madurez peruana

Las lecciones que ha dado el reciente proceso de elecciones presidenciales en el Perú son dignas de destacarse en una región en la que muchos países se encuentran, lamentablemente, divididos entre el retorno a la década de los sesenta del siglo pasado o a abrirse al siglo XXI. La contienda entre los dos candidatos por la Presidencia de la República no fue ideológica. Fue el resultado de una opción - y las opciones están siempre, inevitablemente, activadas por un contexto ético - entre valores, la seguridad y la libertad de las democracias representativas. El modelo económico, como han señalado distinguidos analistas peruanos e internacionales, es el mismo.

La candidata de Fuerza Popular ofreció seguridad. Pero no pudo, como lo señaló Salomón Lerner Febres en La República, de Lima, deslindar esta promesa del pasado autoritario de su padre, de la corrupción y de la violencia que caracterizaron al régimen del expresidente Alberto Fujimori. A su vez, el escaso margen que le permitió la victoria a Pedro Pablo Kuczynsky fue en buena parte un voto de rechazo a ese pasado que su hija pareció reencarnar, a su pesar, sobre todo en las últimas semanas, con los escándalos de las revelaciones de que Joaquín Ramírez, secretario general de su partido, estaba investigado por presunto lavado de activos y que su candidato a la vicepresidencia, José Chlimper, difundió un video adulterado.

Que la discusión y opción entre los candidatos haya girado sobre valores y memorias es una lección para mentalidades convencidas de que la única forma de ganar depende de la cantidad de subsidios que se regalen y de su correspondiente cobertura marquetera.

Otra lección de madurez es la fortaleza institucional que supone permanecer estable durante cuatro días en que el ONPE, el organismo electoral, entregaba los resultados y donde las diferencias resultaban mínimas.

Final de infarto, decía un amigo limeño. No hubo desórdenes ni brutales agresiones verbales o físicas o, hasta el momento, denuncias oficiales de fraude.

Que así continúe.

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