- En la labor de fiscalización, ¿cuál será su hoja de ruta en la nueva Asamblea?

- He hecho hasta ahora una fiscalización documentaria muy intensa, con pedidos de información y preguntas a varios altos funcionarios de Estado que tienen que responder a la Asamblea. Para poder pasar de la información documentaria a un juicio político se requiere que el filtro llamado Comisión de Fiscalización lo apruebe, lo cual resulta bastante difícil en la medida que el oficialismo seguirá controlando la Asamblea.

- Frente a este escenario, ¿qué hará usted como oposición?

- No vivir del escándalo porque esa es una irresponsabilidad que finalmente le pasará factura a la oposición y a cualquier asambleísta que quiera fiscalizar sobre la base del escándalo y la espectacularización, sin documentos y sin información que verdaderamente compromete a los altos funcionarios del Gobierno. Yo fiscalizaré responsablemente para fortalecer un proyecto político alternativo y de cambio, que tanto espera el Ecuador.

- ¿Dificultades para conseguir la información?

- No es muy difícil, porque los funcionarios tienen la obligación de entregar la información oficial. Lo que ocurre es que muchas veces se toman su tiempo o la entregan incompleta.

- ¿Ayudará a la fiscalización la nueva legislación sobre los paraísos fiscales que está en trámite en la Asamblea?

- El problema está en que el proyecto de ley en trámite tiene muchas deficiencias de orden jurídico. Con ese proyecto no se va a terminar la corrupción, porque los corruptos que abren compañías en paraísos fiscales para esconder recursos malhabidos lo seguirán haciendo. Esta ley solo se aplicará a los funcionarios públicos de bien, que declaren lo que tienen que declarar. Más allá de la corrupción y de los paraísos fiscales, el gran desafío que tenemos por delante es la economía y yo coloco en primer lugar la defensa de la dolarización, que está en peligro.

- ¿Por qué en peligro?

- Por la serie de facilidades de pago que ha otorgado el Banco Central al Ministerio de Economía. Se estimaba que esas facilidades llegaban a los 5.280 millones de dólares, pero ahora se dice que superan los 8.000 millones. Eso significa que Economía tiene una deuda que ha ido creciendo como lo ha hecho la deuda pública interna y externa, y que algún día debe pagarse. El Banco Central, que es uno de los ejes de la dolarización, al tener estas acreencias pendientes de cobro se debilita y la dolarización como tal también. Hay que fiscalizar los recursos depositados en el Banco Central, para saber cómo se los ha entregado y cómo van a ser pagados.