En los tres últimos meses, el país ha vivido episodios violentos como: el linchamiento de tres personas en Posorja. Romero analiza la actual situación.

‘Estamos a punto de un gran colapso’

El psicólogo forense Segundo Romero Silva, con más de 30 años de experiencia en la Policía Nacional, hace un análisis de lo que estaría ocurriendo en el país y lo que se debería hacer para evitar mayores consecuencias.

- ¿A qué atribuye estos niveles de violencia que se viven actualmente en el país?

- Hay que valorar muchos aspectos como el ambiente social, político. La desconfianza del Poder Judicial, la gente está queriendo tomar la justicia por su mano, sumado a que la sociedad ha perdido muchos valores; y, en su conjunto está descarriada en esos aspectos. En la mayoría de esos casos que hemos visto se tiene que analizar el entorno.

- ¿Es un indicador esto que estamos viviendo?

- Sí...

- ¿Y las redes sociales han contribuido a evidenciar o visibilizar esos hechos?

- Las redes sociales lo que han hecho es empeorar la situación...

- ¿Por qué?

- Hay el debate, la confrontación, el discurso agresivo, el ‘¡mátalo!’, ‘¡hagamos justicia!’, se polariza. Lo de las chicas violadas, asumen que ellas no son víctimas sino las victimarias porque andan provocativas. El absurdo colectivo e imaginario de la comunidad que hace pensar muy diferente... todo eso es por el entorno social en que se forman, y las redes sociales empeoran. Lo que pasó en Posorja, se creó una psicosis que llevó a la población a cometer lo que hizo...

- ¿Qué le ha llamado más la atención de los casos que hemos vivido y que, de pronto, la sociedad no observa?

- En el caso de Ibarra, la gente se ha polarizado y ha tomado posiciones, unos defienden el accionar de la policía, otros no. Desgraciadamente, la gente a veces opina sin fundamentos, dejados por las emociones. Ahí es cuando caemos en prejuicios que son malos, lo que se transmite en las redes sociales... la población vive una psicosis colectiva de inseguridad y se agrava con todos estos hechos y con la no respuesta de los operadores de justicia. Vemos que de nada sirve que un policía detenga a un delincuente si sale libre. Vemos que políticos hacen lo que les da la gana y no pasa nada. Esos ‘modelos’ que tenemos es lo que la gente y la comunidad ve y quiere replicarlo y asume lo que se llama un aprendizaje vicario: aprendo lo que veo...

- ¿Y qué puede pasar?

- Yo pienso que la comunidad, el pueblo está a punto de un colapso por toda esta pérdida de valores, inseguridad, que en cualquier rato puede haber un desborde y vamos a tener nuevamente algo parecido a Posorja... los femicidios siguen asomando a pesar de las leyes, programas de Gobierno, lo que significa que algo están haciendo mal.

- Hay quienes recomiendan el endurecimiento de penas, ¿se lo debe hacer o qué se recomienda para disminuir estos eventos?

- Estamos viendo que el endurecimiento no ha dado resultado... Así pongas cadenas perpetua o muerte no vamos a detener esa escalada, porque hay un problema en la sociedad que viene de hace 15, 20 años. Para poder volver a tener una sociedad tolerante, reflexiva, con valores tienes que hacer un trabajo a largo plazo y eso es lo que no hay, con políticas educativas y un seguimiento a estas personas...

- Siempre se busca sancionar al agresor, pero no se observa que sea analizado para saber por qué actuó de esa manera y de ahí encontrar respuestas.

- Ahí es donde estamos fallando. A un delincuente común se le pone brazalete, medidas sustitutivas, por qué no enviar a quienes son denunciados por violencia intrafamiliar a un centro de salud y hacen un seguimiento profesional médico, psicológico, psiquiátrico y que este envíe un informe al juez. Se tiene que trabajar en la relación de género, de pareja.

- ¿Hay un perfil del hombre machista o golpeador ecuatoriano?

- No hay un perfil estándar para decir es o no. Se valora la agresividad en muchos aspectos... si se dejó llevar por las emociones... La poca tolerancia que actualmente existe entre las personas es lo que nos lleva a cometer delitos. Pero sí hay ciertas características o rasgos que nos ayudan a determinar si esa persona va a ser un agresivo o no.

- ¿Como cuáles?

- Cuando en la relación de pareja el hombre comienza a imponer sus deseos, su accionar sobre la otra persona... Este tipo de persona te va alejando de los amigos, el entorno... comienza a prohibirte cosas...

- ¿En el caso de Ibarra, se podía prever que el agresor iba a reaccionar de esa manera a pesar de la presencia policial?

- Lo de Ibarra pudo haberse evitado por muchos aspectos... Hay una negligencia, claro, pero los responsables son los oficiales que estuvieron al mando porque son los encargados de estar al frente. Hubo un mal procedimiento porque debieron haber acordonado el área. Haber evitado que el victimario se mueva con la víctima, que esté estático para que su energía psíquica, de cólera, de ira, vaya bajando y entren a un diálogo y no dejar que todos los policías estén con el arma apuntándolo y el pueblo atrás gritando ‘¡mátalo!, ‘¡dispara!’... Desgraciadamente mandan a cursos de negociaciones de rehenes a oficiales que cuando vienen no lo replican, sino que pasan en un escritorio...

- ¿Por qué estos hechos mueven masas que terminan en actos de mayores consecuencias?

- Por la forma agresiva, despectiva, brutal con que se actúa. No es algo premeditado...

- ¿Podrían venir cosas peores?

- Si no se controla esto, vamos a tener consecuencias más grandes que lamentar. La comunidad, la ciudadanía está a un tope de sus límites... algún día va a haber un estallido social con consecuencias... Hay que trabajar... Hay un montón de programas que hacen por figurar, por dinero, pero no hay políticas de Estado... el Ministerio de Salud debe trabajar en el estado mental de la comunidad, porque algo está pasando. La gente se está volviendo agresiva. Hacer un estudio, seguimiento, con políticas integrales. Los operadores de justicia deben trabajar como es y los legisladores reformar leyes que impiden el accionar policial...