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Llegan al duelo en sus horas bajas

Barcelona y Emelec tienen una presión extra por su situación en la tabla de posiciones.

Barcelona y Emelec tienen una presión extra por su situación en la tabla de posiciones.

Sin margen de error. Por todo lo que está en juego, Barcelona y Emelec inician una de las semanas más estresantes de la temporada.

El último clásico del Astillero de 2018 tendrá un tinte de final. El que pierda quedará muy complicado en la tabla de posiciones de la segunda fase y empezará a despedirse de la posibilidad de llegar a la disputa del título contra Liga Deportiva Universitaria de Quito.

Y por coincidencia, los dos equipos llegan con la moral golpeada. Barcelona suma ocho partidos sin ganar, mientras que Emelec sigue con la mancha de no sumar tres puntos fuera de su casa.

El equipo dirigido por Guillermo Almada perdió el sábado contra Delfín en el estadio Jocay de Manta. En ese compromiso demostró, una vez más, que tiene grandes problemas en la definición. Además, los rivales lo controlan mejor cuando intenta sus características jugadas por los costados.

Emelec, en cambio, empató contra El Nacional en Quito. Podría sonar a un buen resultado, pero el trámite daba para más. El Bombillo fue mejor, inició muy bien y se puso en ventaja, pero los cambios no le ayudaron a sostener el ritmo y fue superado por el rival en el segundo tiempo.

Inclusive, el punto dejó un sabor agridulce. El azul pudo quedarse con las manos vacías si el golero Esteban Dreer no atajaba un penal en el último minuto.

Así, Barcelona y Emelec vivirán un nuevo clásico con la presión de la temporada en juego.

Ocho partidos que se volvieron una pesadilla

Barcelona ganó por última vez en la quinta fecha de la segunda etapa. Pasó de ser el líder indiscutido a un equipo con problemas en todas las líneas.

Los últimos ocho resultados lo condenaron a perder el liderato de la etapa y de la acumulada. También a poner en riesgo su lugar en la Copa Libertadores 2019, que parecía asegurado.

Ese período de ocho juegos se ha vuelto una pesadilla para sus estadísticas, sobre todo porque como asegura el entrenador “no entiende lo que sucede”.

Los números señalan seis empates y dos derrotas. Una de ellas fue precisamente ante Emelec en el Banco del Pacífico-Capwell. La otra fue de local ante el peor equipo del torneo, el Guayaquil City.

El entrenador Guillermo Almada admite que el denominador común es la poca efectividad en la delantera. Y los números lo condenan así. En esa crisis de ocho partidos el torero ha marcado apenas cuatro goles. Y lo más preocupante es que en cinco partidos no pudo abrir el marcador.

Almada insiste en que su equipo domina y merece mejor suerte. Entonces, aparece el otro problema: la poca seguridad que brinda su defensa. En esos últimos ocho partidos sin ganar, en los que el entrenador uruguayo dijo que tuvo mayor posesión, su equipo recibió ocho goles. Solo en dos juegos sacó su arco invicto.

Barcelona será local en el clásico. Desde la séptima fecha ha recibido a cuatro equipos en su cancha y todos se fueron con puntos. Empató con tres y perdió contra uno.

En esos ocho partidos sumó seis puntos y gracias a ellos aún mantiene remotas posibilidades de luchar por la etapa. Pero está obligado a reaccionar y conseguir la victoria ante Emelec. Si no lo hace, necesitará de un milagro para llegar a la final del torneo.

Almada lo sabe, tiene la esperanza de que mejorará el rendimiento de su plantel. Sobre todo, que se afinará la puntería. Para él, sus muchachos se lo merecen por la entrega.

Por su parte, la única estabilidad que ofrece la directiva es que el técnico estará fijo al menos hasta final de temporada.

Mantener el buen funcionamiento es la misión

Emelec es el peor visitante. Apenas ha sumado dos puntos en seis salidas en la segunda etapa.

Lo curioso es que en la mitad de esos seis partidos anotó primero.

Le sucedió contra Liga de Quito, Delfín y El Nacional. Contra los albos se puso en ventaja a los 53 minutos con gol de Joao Rojas. Después de algunas modificaciones en la plantilla bajó su rendimiento y permitió la remontada capitalina.

Contra Delfín en Manta también anotó primero. Pero no pudo sostenerlo y al final se quedó con las manos vacías. Y el sábado anterior ganaba y dominaba a El Nacional en el Olímpico Atahualpa, pero otra vez las variantes le quitaron ritmo y se escapó la victoria. Al menos consiguió el empate.

En las otras tres salidas recibió primero el golpe. A Macará pudo empatarlo. Contra Universidad Católica e Independiente cayó.

Solo en una de sus cinco salidas Emelec no pudo anotar. Fue contra Universidad Católica. Eso habla bien de su ofensiva. Pero no está compensado con el sistema defensivo, ya que siempre le anotaron fuera de su cancha.

Durante los últimos partidos se han criticado los cambios hechos por Soso. Pero él siempre respaldó cada decisión hablando de proyectos y la necesidad de buscar un impulso en cada uno. Los números no le apoyan, ya que tras sus cambios Emelec dejó escapar puntos como visitante.

El Clásico del Astillero se convierte en la gran oportunidad para que Mariano Soso consiga su primera victoria fuera de casa, en esta etapa. También para quitarse esa etiqueta sobre la influencia de sus cambios.

Él se muestra optimista porque su equipo dominó en el clásico anterior y porque está seguro que su equipo juega bien. Además, no cree que los demás rivales se alejen mucho en la tabla porque el campeonato es irregular.

Aunque Emelec tiene 21 puntos (tres más que Barcelona) siente la misma necesidad por los puntos. No solo está en juego el primer lugar de la etapa. En la acumulada también apunta a la Copa Libertadores, como una medida de respaldo en caso de no llegar a la final.