Limites, errores y certezas del Facebook

El 2018 debiera ser una oportunidad para reflexionar sobre las redes sociales, a las cuales una parte de la sociedad -especialmente los jóvenes- está suscrita. Algunos tienen adicción irreflexiva. Sobre esto es necesario establecer ciertas ideas básicas, pues de aquí se derivan graves errores, desvaríos e ilusiones, aunque también hay certezas. Por eso es fundamental que cada usuario establezca sus límites para garantizar su buen uso.

Facebook, creada en 2004, es desde sus inicios una singular, vertiginosa y amplia modalidad de generar una acción comunicativa más allá de lo que los seres humanos establecen como mejores mecanismos de interacción planetaria. Desde sus orígenes hasta hoy es una de las plataformas que mayor dinamismo, velocidad, captación y usuarios tiene en las llamadas redes sociales.

Debido a ello la pregunta que se hace la sociedad, luego de 14 años de vigencia, es si realmente es un instrumento necesario, imprescindible y fundamental para crear, impulsar y sostener una efectiva acción comunicativa que incida positivamente en la vida social. Muchos dirán, sobre todo los “millennials”, que sí. También serán del mismo parecer los obsesivos usuarios que sin ton ni son se incorporan a la moda de la nueva tecnología de la información.

Sin embargo, también Facebook, desde su creación hasta la actualidad, ha tenido no solo impulsores y propagandistas, sino que además han surgido críticos y cuestionadores de tan importante plataforma de la relación comunicativa planetaria. Estos señalan que si no se la sabe usar y si quienes las emplean no tienen una adecuada información, terminan siendo captados y cooptados por un mundo que poco les aporta a la realidad comunicativa de la vida. Por eso el primer gerente de esta empresa expresa arrepentimiento y señala algunos efectos negativos. Cuestiona y dice que esas redes “están desgarrando el tejido social”. Y “los ciclos de retroalimentación a corto plazo impulsados por la dopamina que hemos creado están destruyendo el funcionamiento de la sociedad. Sin discursos civiles, sin cooperación, con desinformación, con falsedad... Es un problema global. Está erosionando las bases fundamentales de cómo las personas se comportan ante sí y entre ellas”.

Tal declaración debe llamar a pensar a quienes se convierten en obsesivos usuarios y creyentes de esta importante red social.