Libertad o tirania

La libertad no es una ideología. Es un ideal. Tener libertad es ejercer propiedad sobre uno mismo. Cada quien dispone de sí mismo, con normas de conducta recíprocas y limitaciones propias. ¿O algún dictadorcillo será quien disponga de nosotros?, decía Manuel F. Ayáu C.

Cada quien planifica su propia vida. Dictadorcillos pretenden saber qué es lo que le conviene a los demás. No aceptan que prevalezcan normas generales de conducta justa y abstracta. Quieren imponer “directrices” a su arbitrio, que derivan en tiranía.

Se confunde “libertad” con libertinaje. La libertad es una condición del hombre que vive en sociedad.

“La libertad es la facultad de escoger entre opciones factibles y compatibles con la convivencia social” (Ayáu).

“Libertad, oh dulce nombre; hermoso y celeste don, tú eres la misma razón, tú eres el alma del hombre”. “Tiranía y opresión suenan y expresan lo mismo: para salir de este abismo es honrosa toda acción” (J. J. Olmedo).

La democracia es el equilibrio de los tres poderes que, nosotros, le damos a esa entelequia que llamamos Estado. Dictar leyes (Legislativo), aplicarlas (Ejecutivo) y juzgarlas (Judicial).

Ninguna función puede absorber a las otras. Si esto ocurre es dictadura y concentración de poder que corrompe. Y si es absoluto, corrompe absolutamente (Lord Acton).

El “Estado de derecho” no es el “Estado legal” que nos rige. Cada individuo tiene derecho, en sociedad, a su vida, su libertad y su propiedad. Es pueril creer que el ser jefe de Estado implica poder absoluto. Confundir jefe de Gobierno con el de un “monarca” que, arbitrariamente, ordena y manda sobre las otras funciones del Estado es dictadura antidemocrática.

Ganar una, dos o diez veces una elección, aparentemente libres, de ninguna manera convierte al elegido en dueño de vidas y haciendas. Es antidemocrático.

El gobernante presidente es solo un “mandatario”, empleado, que tiene que ser obediente, cumplir con el mandato que, transitoriamente, le otorga el pueblo.

colaboradores@granasa.com.ec