Estrategas. El bloque de los correístas protagonizó los cabildeos más oscuros de la jornada. Finalmente a la hora de votar no las tuvieron todas consigo.

La ley de reactivacion se aprobo, quien pierde

Agendas ocultas, movidas imprevistas, votaciones cifradas. La nueva normativa económica no quedó a gusto de todo el mundo.

José Serrano ya no solo deja inconclusas las sesiones. Ahora deja también sin terminar los puntos del orden del día en los que resulta claro que no contará con mayoría de votos. Aplaza votaciones hasta asegurárselas. La Ley de Reactivación Económica mereció esa suerte ayer. El Pleno conoció el informe de la Comisión de Régimen Económico sobre el veto presidencial, pero la disputa entre correístas y morenistas volvió a paralizar las cosas y el presidente suspendió la sesión hasta las 16:00. Recién a esa hora se aprobó. A su gusto.

Las decisiones de Serrano son inescrutables. Ahora se le ocurrió empezar el orden del día por el tercer punto: conformación de una comisión especial para vigilar el pago de la deuda del Estado a los jubilados. La idea era de Homero Castanier (CREO), así que su presencia en la comisión se daba por descontada. Sin embargo, Serrano tomó por sorpresa a la oposición y concedió la palabra no a Castanier, sino a uno de los suyos, el morenista Lenin Plaza, quien se apuró a proponer cinco nombres entre los cuales no figuraban ni Castanier ni asambleísta alguno de su partido.

Revuelo de gritos, reclamos y rápidas carreras de los de oposición hasta el estrado de la Presidencia. “¡Esto es una mezquindad sin nombre!”, gritaba desde su escaño Cristina Reyes, con los brazos en jarra. Castanier conferenciaba sin éxito con Serrano y Ana Galarza se acercaba para decirle algo a quemarropa (Serrano reaccionaría con cinco minutos de retraso y la mandaría a callar cuando callada estaba). Nada se consiguió: se tomó votación. Pero con las negativas de la oposición y las abstenciones del correísmo (la oposición más dura cuando quiere) la propuesta de Lenin Plaza fue rechazada. Era el momento, pues, de escuchar otras. En su lugar Serrano dio por concluida la cuestión y la pospuso. ¿Para cuando pueda ganarla?

Lo mismo ocurrió con la Ley de Régimen Económico, cuya aprobación era el punto más importante de la agenda. Demasiadas movidas incomprensibles escenificadas en el salón plenario contribuyeron a ensombrecer el resultado final de las votaciones. Si algo quedó claro es que algo estaba oscuro.

Primero, el presidente de la Comisión de Régimen Económico, Pabel Muñoz, dijo hágase el caos y el caos se hizo: propuso una modalidad de votación que no era la que la Comisión había consensuado. Consistía en clasificar en cuatro grupos los cambios introducidos por el veto presidencial. Donde el Pleno esperaba 14 votaciones, Muñoz impuso cuatro. ¿Por qué lo hizo?

En cada tema, incluyendo el más espinoso, el relacionado con el dinero electrónico, el Pleno votó como la comisión propuso, allanándose al veto presidencial en unos casos, ratificándose en su texto original en otros. Pero en la tercera votación, en apariencia la más inocua de todas, se produjo lo incomprensible: el correísmo votó en contra del allanamiento. ¿Por qué lo hizo?

Tomó la palabra Esteban Albornoz y propuso votar por la ratificación del texto. Todo indica que no tenía los votos suficientes. Tras diez minutos de incomprensibles cabildeos, José Serrano decidió suspender la sesión por cuatro horas. ¿Por qué lo hizo?

Reinstalada la sesión, se procedió con una presteza que hizo pensar a todos que Serrano lo tenía todo bajo control. Así fue. El allanamiento fue negado otra vez; Albornoz propuso rectificar la votación. O reconsiderarla. No supo bien cómo era. No importa: la secretaría tomó el resultado como un allanamiento y así quedó. Otra vez: ¿por qué lo hizo?

Para responder a esta pregunta hay que buscar las pistas en el texto aprobado. En apariencia, ningún cambio de fondo. Pero en la transitoria cuarta se habla de dinero. De mucho dinero. Ese artículo trata sobre la reestructuración de las deudas a la CFN hasta cierto techo. El texto que quería ratificar el correísmo elimina el techo. ¿Por qué? O quizás haya que preguntar: ¿por quién? En todo caso, no pasó. Lo impidió José Serrano. ¿Por qué lo hizo?

Dinero electrónico

Otra derrota del correísmo

Otro punto en el que la bancada correísta no se salió con la suya: los artículos sobre el dinero electrónico se aprobaron tal y como el presidente Lenín Moreno los quería: será manejado por la banca privada y no por el Banco Central, como querían los correístas. Hasta Pabel Muñoz se allanó a la decisión mayoritaria de la Comisión que preside.

La ley entrega a la banca privada el manejo del dinero electrónico

El proyecto de Ley de Reactivación de la Economía, Fortalecimiento de la Dolarización y Modernización de la Gestión Financiera será remitido en las próximas horas al Registro Oficial para su publicación.

La ley de reactivación económica, entre otras cosas, entrega a la banca privada la administración del llamado dinero electrónico.

Ese fue uno de los temas que generó mayor debate, ya que previamente el órgano legislativo había sugerido que este sea administrado por el Banco Central, mientras que el veto presidencial lo pasaba al sistema financiero nacional.

Con 82 votos afirmativos, 29 negativos y 15 abstenciones el pleno se allanó ayer a la propuesta presidencial, lo que supone que las transacciones por medios electrónicos de pago se efectuarán a través de las plataformas del sistema financiero privado nacional.

El proyecto legal, entre otros objetivos, potencia a las pequeñas empresas y a la llamada Economía Popular y Solidaria, impulsa la participación del sector privado, establece incentivos tributarios, reactiva la economía, fortalece la dolarización y moderniza la gestión financiera.