Lealtad procesal

Durante el XIV Congreso Internacional del Club Español del Arbitraje se acaba de presentar, en Madrid, el nuevo Código de Buenas Prácticas Arbitrales, que plantea recomendaciones a centros de arbitraje y a quienes participan en los procedimientos: árbitros, abogados, peritos y financiadores.

Según los “motivos para su emisión”, “la experiencia internacional muestra que los usuarios del arbitraje aspiran a que todos los participantes en el proceso arbitral se atengan a estándares de independencia, imparcialidad, transparencia y profesionalidad cada vez más exigentes”. Y se pretende con el Código “elevar [esos] estándares para así consolidar definitivamente la confianza de la sociedad en el arbitraje”.

Siendo un grupo de recomendaciones (no vinculantes), para su obligatoriedad tienen que ser, ya acogidas por los centros de arbitraje, ya, en lo pertinente, en las cláusulas arbitrales que se incluye en los contratos. Respecto de lo primero, si los centros de arbitraje lo hacen darían un claro mensaje de que en los arbitrajes que administran buscan conseguir altos estándares de comportamiento.

Son 156 recomendaciones, pero aquí me voy a concentrar en cuatro, sobre deberes de probidad del abogado (que bien pudieran ser aplicables a cualquier proceso judicial), y que se hacen sin perjuicio de la obligación fundamental de defender lealmente al cliente:

Primero, “deberá abstenerse de realizar a sabiendas afirmaciones de hecho falsas, tanto en sus escritos como en sus intervenciones orales” (r. 115). Segundo, “se abstendrá de citar a sabiendas fundamentos jurídicos inexistentes o de tergiversar su verdadero sentido, mediante citas incompletas o tendenciosas” (r. 118). Y tercero y cuarto, “deberá abstenerse de colaborar o participar, directa o indirectamente, en la creación o aportación de pruebas falsas” y si descubre que lo ha hecho “deberá informar [a su cliente] de esta situación y de su obligación de corregirla (rs. 120 y 121).

Se trata, en fin, del deber de actuar lealmente en los procesos, desterrando marrullerías, argucias y corruptelas.