Es un empresario ecuatoriano con más de 42 años de experiencia en el ámbito ejecutivo y empresarial. Fue socio de la organización PricewaterhouseCoopers y es experto en auditorías y consultorías en entidades financieras, industriales y de servicios.

“El Vernaza no se puede cerrar porque forma parte de la ciudad’

El ingeniero Roberto Tugendhat es director ejecutivo de la Junta de Beneficencia de Guayaquil. Hasta antes de ejercer este cargo, fue miembro de la institución.

Ya en el 2018 se supo que la deuda, cuyo pago tenía en ese entonces un retraso de tres años, había afectado no solo a los 4 hospitales que maneja la Junta, sino al resto de entidades que regenta, entre ellos los dos asilos de niñas y los colegios.

Eran alrededor de $ 72 millones los que le adeudaba el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social y $ 42 millones el Ministerio de Salud. Al igual que a Solca, otro de los entes afectados por la misma situación, como publicó EXPRESO, el Estado les ha ido pagando de a poco...

- ¿Con la Junta ha pasado igual? ¿La deuda se ha reducido?

- La deuda que el Estado tiene con la Junta está intacta, casi al mismo nivel que el año anterior, nos adeuda alrededor de $ 112 millones netos. Es una cifra extremadamente alta, que ha puesto a la entidad en una situación difícil.

- ¿Y qué conversaciones hay al respecto con el Estado?

- Tengo que ser honesto, el problema fundamental de la deuda con el MSP y el IESS es que lamentablemente hubo fallas en la anterior administración, respecto a las auditorías de las prestaciones. No lo hicieron debidamente. ¿Qué quiere decir esto? Que para nosotros, la deuda es de $ 112 millones, y para ellos, no existe saldo pendiente, puesto que mientras no está auditada la prestación, no existe el pasivo. Y es allí el problema, ya que el IESS ha perdido documentación de los respaldos y entonces estamos reconstruyéndolos.

- El pago entonces demorará...

- Para paliar la crisis, en abril el IESS incluso ofreció darnos otro anticipo, pero no lo aceptamos porque eso no resolvería la raíz del problema, que radica en el hecho de que no se estaban auditando las cuentas. Ahora, que han comenzado con el proceso, nos están auditando prestaciones incluso del 2012, lo que resulta complejo sustentar otra vez. Pero hemos firmado ya un acuerdo para que esto se mantenga.

- Tras ello, se daría el pago. ¿Se prevé alguna fecha?

- Una vez terminado el proceso, no pasarán ni dos semanas para que se dé el pago. He pedido que contraten más auditores para agilizar los tiempos. No podemos seguir con ese saldo por cobrar.

- Pero siendo la deuda la misma por cobrar, ¿cómo han logrado mantenerse a flote?

- Con ayuda de los proveedores y los créditos que hemos hecho a la banca, pero todo eso tiene un costo financiero. Hemos tenido que hacer un trabajo muy cuidadoso, lo humanamente posible para evitar tener que parar la atención a pacientes del IESS y el MSP.

- Las derivaciones no han parado. ¿Pero se han reducido?

- Sí y drásticamente. La Junta, entre el año 2015 y 2016, llegó a atender alrededor de 1’060.000 pacientes derivados al año. El 2018 cerramos con 430.000 pacientes y este, según las proyecciones, será similar. Y nos afecta. El hecho de tener menos derivaciones, nos obliga a que reduzcamos el nivel de operación, que ha sido uno de los motivos por los que en los últimos años hemos tenido que desvincular a gente de nuestros entes.

- El año pasado se supo que retiraron a cerca de 1.500 personas en los últimos 18 meses. ¿Se han dado más salidas?

- Sí y de alguna manera el proceso de reestructuración aún no concluye. Y este proceso, que deberá ser bien planificado, es con el que apuntamos a salir adelante.

Para Tugendhat, las salidas que se han generado no son sinónimo de despidos, sino que responden a las condiciones que experimentan. “Como no tenemos la cantidad de pacientes de antes, debo reducirlo todo, optimizar los recursos. Es parte del proceso que responde sin duda a la crisis que hemos venido enfrentando”, asegura, haciendo énfasis en que si no se da una reestructuración ahora, la entidad en su totalidad estará en riesgo.

- ¿En qué consiste esa reestructuración?

- Queremos replantear la cartera de servicios. Convertir a los hospitales de la Junta en uno de especialidades porque son estas las que tienen mejor tarifa. Tenemos los mejores médicos de la ciudad, quizá hasta del país, los equipos son excelentes. Podemos aprovechar eso. Hacer algo de superávit, potenciar el área privada para que me permita seguir haciendo beneficencia.

- El hecho de tener un solo hospital, ¿haría acaso que cierren otros? Hay un rumor que ha venido sonando y es el hecho de que el Luis Vernaza va a cerrar...

- El Luis Vernaza no se puede cerrar porque forma parte de la ciudad. Lo que estamos analizando es un proyecto para optimizar nuestra cartera, entonces es probable que tengamos que trasladar algunos servicios que físicamente están en ese hospital, hacia el complejo Alejandro Mann (conformado por el Hospital de la Mujer y el Hospital de Niños Roberto Gilbert).

- ¿Pero serían solo algunos servicios?

- Tengo que definirlo y se están haciendo los análisis porque tampoco podemos dejar botado un edificio patrimonial como es el Vernaza. Estamos viendo qué es lo que más le conviene a la Junta y la ciudad. Y no hablemos del Vernaza. La reorganización será de todos los entes que integran la institución. Lo debemos hacer porque de lo contrario, no aguantamos. Eso sí, del Vernaza quedará obviamente una parte que estará disponible y en esa se podría hacer, por ejemplo, un museo; pero esa es una idea personal. No se lo ha pensado como Junta.

- ¿Qué otros efectos perciben?

- La incertidumbre. Y es allí cuando debo hacer una pausa para reconocer que durante todo este proceso hemos tenido un apoyo incondicional de todos los empleados. Desvincular a las personas no ha sido fácil, para nadie. Pero lo hemos podido sobrellevar por la transparencia con la que se ha hablado. Ellos saben cuál es la situación y que estamos tratando de defender lo que ha construido la Junta en 130 años. Vamos a salir, y es que viendo las cosas desde otra óptica, veremos que la deuda no ha aumentado. Los servicios prestados, el Estado nos lo está pagado, entonces confío en que el compromiso se dará.

- Para obtener incluso más ingresos, ¿se venderán otras propiedades de la Junta?

- De hecho lo hemos venido haciendo, este año vendimos un par de propiedades que son activos improductivos, y eso nos ha ayudado a paliar un poco la situación financiera, pero no podemos seguir haciéndolo porque es nuestro patrimonio. Entonces eso también hay que administrar, esa quizá es una de la razón por la que me plantearon que ejerza este cargo, que es un desafío muy grande.

- ¿Se ha fijado un plazo para que la Junta vuelva a sus años de bonanza?

- Mi sueño es que en un plazo de 18 o 24 meses máximo, esté lista toda la reingeniería del sistema hospitalario. Queremos lograr eficiencia en el sistema, mejorar procesos y procedimientos. Volver a adquirir la tecnología de punta que teníamos durante las épocas de bonanza. Queremos optimizarlo todo para continuar haciendo beneficencia, que es el ADN de nuestra institución.

El contexto

En abril del año pasado, fue pública la crisis por la que atravesaba la Junta de Beneficencia de Guayaquil (JBG), a causa de la deuda que el Estado tenía con ella y que alcanzaba los 114 millones de dólares por derivaciones médicas. Hubo consecuencias, entre ellos despidos. Hoy EXPRESO habla con su director sobre la situación actual de la institución.

Perfil

Roberto Tugendhat

Es ingeniero y director ejecutivo de la Junta de Beneficencia de Guayaquil. Hasta antes de ejercer este cargo, fue miembro de la institución. Es un empresario ecuatoriano con más de 42 años de experiencia en el ámbito ejecutivo y empresarial. Fue socio de la organización PricewaterhouseCoopers y es experto en auditorías y consultorías en entidades financieras, industriales y de servicios.

Frases

“Para hacer beneficencia debemos tener recursos, no puedo hacerlo repartiendo las pérdidas”.

“Debemos hacer la reestructuración porque de lo contrario, la Junta como tal estará en riesgo”.