Impacto. Desde el crimen del pasado lunes, La esquina de Beto permanece vacía, no tiene clientes, ni ganancias.

“Urdesa se ha vuelto invivible”

La ola de robos en el sector afecta a moradores y comerciantes. Las ventas han bajado en los negocios z Residentes toman acciones para frenar el problema.

El asesinato del propietario de un establecimiento de comida en plena zona comercial de Urdesa central, en las calles Víctor Emilio Estrada y Jiguas, ha generado miedo en los vecinos y comerciantes del sector, y ha traído consigo una serie de afectaciones económicas.

Desde el pasado lunes que sucedió el hecho, por ejemplo, Beto Váscones, dueño del restaurante La esquina de Beto, no ha logrado vender “absolutamente nada”. Su local pasa vacío. “La gente tiene miedo, no viene”, dice. En los veinte años de vigencia que tiene el restorán a Váscones le han robado 50 veces. El último saqueo fue hace un mes. “Se me llevaron televisores, diferentes tipos de equipos y vajillas. Y hasta me dejaron colillas de marihuana en el piso”.

En Amaranto, un lugar de comida vegetariana, y en la ferretería CarLuc, ubicada en la Víctor E. Estrada, entre Higueras e Ilanes hace 27 años, las ventas asimismo han bajado hasta en un 30 %.

“Los robos nos están aniquilando económica y mentalmente, y la Policía no hace nada. Tenemos cámaras, botón de pánico, los teléfonos de los agentes, pero nada cambia”, dice María Mejía, administradora de Amaranto, quien a causa de las bajas ventas de esta semana ha tenido que regalar la comida que les queda, “que es mucha”, a fundaciones, hospicios y gente de la calle.

Según datos de la Fiscalía, solo en la avenida principal (Víctor E. Estrada) cada semana se reportan entre 4 y 6 asaltos. Decenas de papelerías, cafeterías familiares y tiendas de abarrotes del entorno, todas a la fecha enrejadas -esa es la única medida con la que, dicen, se sienten algo más seguros- perciben el mismo daño: no liquidan sus productos. A esto se suma el temor a ser asaltados.

“Desconfío de todos y me pregunto si vale la pena tener este negocio”, precisa Óscar Perero, comerciante de pinturas. Si la situación sigue tal como está ahora, si las autoridades no ponen orden en Urdesa -el barrio más representativo del norte de Guayaquil, esa ciudad satélite, a decir de historiadores y urbanistas, independiente en servicios pero vinculada a la ciudad- “la ciudadela se va a ir a pique”.

Por las noches, la Víctor Emilio Estrada es prácticamente una zona roja, sentencia Perero, quien prevé comprarse un arma por precaución, “así no lo permitan las autoridades”.

Está cansado dice, al igual que Juan Carlos Benítez y Santiago Peñaherrera, que tienen sus casas asentadas en las calles Bálsamos y Guayacanes hace más de 40 años.

A Benítez hace no más de tres semanas lo interceptaron afuera de su vivienda pasadas las 20:00. Estaba con su familia, habían salido solo a comprar pan y dos tipos en una moto, ambos armados “hasta los dientes”, les robaron celulares, billeteras y hasta la mochila de su nieta.

“Llamé a la Policía, pero se demoró al menos 20 minutos en venir. No entiendo cómo teniendo tres Unidades de Policía Comunitaria (UPC) cerca, los agentes nunca llegan a tiempo”. En Urdesa pueden hasta matarlos, sentencia, y ellos jamás se enteran.

“Los agentes hacen ronda solo de jueves a sábado, que saben que pueden sacarles algo de dinero a los dueños de los negocios para seguir funcionando fuera del horario establecido. Los invito a que vengan un domingo, un martes... Si ahora los ven rondando (ver subnota) es porque intentan calmar la ira de la población” que está hastiada, agrega Benítez, de lo invivible que se ha vuelto el sector.

De allí que comprará una taser (arma de electrochoque) para inmovilizar a quienes intenten hacerle daño.

Martha Béjar, presidenta de la Fundación Asociación Cívica y Cultural de Urdesa (Accur), por su parte, a fin de tomar correctivos y frenar la problemática, realizará el 10 de octubre próximo una reunión con los afectados.

“Entre las 14:00 y 17:00 llevaremos a cabo una asamblea para analizar el estado de indefensión en el que nos encontramos. La comunidad, todos, debemos tomar al toro por los cuernos”. Llevan “en este son” diez años, asegura. “Desde que hubo una balacera en una pizzería del sector, allá por el 2006, los delitos han continuado”.

Vivir en Urdesa se ha vuelto insostenible. “A todo nivel nos asaltan, a grandes y a chicos, y a cualquier hora. Tener botón de pánico, estar pendiente de todo y de todos, enrejarnos, lastimosamente, no te asegura nada”, dice Váscones.

Aumento de patrullajes y visitas

Aunque aseguran que realizan rondas y controles en el sector, después del asesinato del comerciante, el distrito Modelo, a donde pertenece Urdesa, decidió enviar a tres agentes motorizados para que refuercen la seguridad durante el día y la noche. Marcelo Verdezoto, jefe del circuito, indicó que a la semana cinco personas son detenidas en la zona, por lo que desde ayer empezaron a socializar las medidas de seguridad con los negocios y viviendas.

El gobernador del Guayas, José Francisco Cevallos, por su parte mencionó que están consternados por el hecho y que la recompensa de $ 5.000 para quien dé información del asaltante se mantiene.