“Sin troncha, santo ni limosna”

Hay personas con tan buen apetito que, cuando se los invita a una comilona, hay que servirles en platos individuales ya que, si es bufé, arrasan con todo, llevan tarrina y no dejan nada para los demás.

En la política es igual; por eso, el presidente Lenín Moreno debe tener esto en cuenta con sus nuevos invitados ya que, como estuvieron a dieta por una década, están con hambres atrasadas.

Señor Director, los “tragaldabas” (como decía mi abuela Enriqueta), políticamente hablando, se le pueden alzar con la troncha, el santo y la limosna y dejarlo sin pan ni pedazo.

Miguel Ulloa Paredes