“La sociedad extravio la ruta”

Vivimos un proceso de falsificación de la vida social que ha fracturado la fe en las instituciones y ha roto la vinculación esencial que debe existir entre la economía cotidiana y la felicidad.

Vivimos un proceso de falsificación de la vida social que ha fracturado la fe en las instituciones y ha roto la vinculación esencial que debe existir entre la economía cotidiana y la felicidad. La economía teórica se ha reducido a una difusa magia de porcentajes y valoraciones abstractas. Ha perdido la economía su carácter de elemento constitutivo de la vida del hombre; ha perdido la significación humana y hoy es trampa que aprisiona el porvenir. Así, la economía y la política han perdido la función de medios para transformarse en fines de una sociedad que extravió sus rutas y que empieza a perder su capacidad crítica para enjuiciar con la autonomía que le corresponde.