durante mucho tiempo los ecuatorianos hemos sido merecedores de tan inmerecido regalo, la revolución del siglo XXI se ha encargado de poner valor a la vida de los ciudadanos, todos estamos endeudados. Las futuras generaciones serán las encargadas de pagar el compromiso adquirido en época de bonanza petrolera diseñado para el bienestar de pocos y el malestar de muchos.

Tenemos la obligación de darle sentido a nuestras vidas. En la última década los seres humanos trabajadores, en su mayor parte considerados como instrumentos para llegar al poder, fueron identificados como simples números que inciden en la vida económica del país, su fuerza vital y de trabajo fue descuidada, maltratada, despreciada e incomprendida que terminó en despidos, engaños, falsos compromisos y salarios mínimos inalcanzables para la canasta básica familiar.

Nos acercamos a un nuevo proceso electoral donde tenemos que decidir sobre el valor de la vida humana, de nuestra existencia y de la dignidad de cada uno de nosotros, identificar a los aprovechadores e inmorales que jugaron con la vida de las personas y la economía del país, haciendo de la corrupción su carta de presentación.

Dr. Rodrigo Contero Peñafiel