“Nosotros fuimos los primeros en cambiar”

“Nosotros fuimos los primeros en cambiar”

Edgar Sánchez, es el hombre de negocios dentro de la compañía dueña de la marca Ecua - Andino. Él junto a su socio Alejandro Lecaro, comenzaron en 1983 “vendiendo artesanías en la calle” en Rosenhof en Zürich (Suiza), y hoy tienen una empresa prestigio

Edgar Sánchez, es el hombre de negocios dentro de la compañía dueña de la marca Ecua - Andino. Él junto a su socio Alejandro Lecaro, comenzaron en 1983 “vendiendo artesanías en la calle” en Rosenhof en Zürich (Suiza), y hoy tienen una empresa prestigiosa que exporta sombreros de paja toquilla de producción nacional, a más de 60 países del mundo, “entre ellos a islas exóticas o sitios tan inverosímiles como Alaska”.

“Éramos a finales de nuestra adolescencia y hasta los 20 años, guías turísticos. Y sabíamos hablar alemán porque estudiamos en el colegio Alemán Humboldt. Nosotros vimos el interés de muchos extranjeros por nuestros productos y surgió este emprendimiento de irnos a Europa”, argumenta Sánchez.

Uno de los logros más importantes de esta compañía, comenta su socio fundador, es que aprendieron a vender profesionalmente. “Esa fue la diferencia entre nosotros y las muchas otras empresas que han ido y siguen yendo, pero que no aprenden a exportar productos de procesos artesanales de una manera profesional”, enfatiza. Hace 15 años Ecua - Andino se quedó solo con los sombreros y comenzó a vender “ya no un artículo de artesanía sino un artículo de moda”.

Actualmente, la empresa tiene 47 colaboradores, y trabajan con artesanos independientes en alrededor de ocho provincias. “No existe un artesano ni un taller que haga todo el proceso, esto es una cadena de talleres, es una cadena de comunidades. Dependiendo del tipo de sombrero hay de 8 a 12 manos diferentes”, manifiesta.

Ecua - Andino es la primera compañía en querer cambiar el concepto de que el sombrero es de Panamá. “Este vocablo como sombrero de Panamá está arraigado en el mundo de la moda desde hace décadas, pero nosotros fuimos los primeros en poner en cada sombrero que exportamos la explicación y son muchos sombreros a lo largo de los años”, añade.

Para la empresa el mayor problema “no va por el petróleo sino por la apreciación del dólar afuera. El sombrero de paja toquilla ecuatoriano es caro internacionalmente, si lo comparamos con sombreros asiáticos”.

Sin embargo, con ánimo, Edgar Sánchez comenta a EXPRESO que una de las metas actuales de la compañía es “diversificar el mercado”. Además, agrega que la innovación constante, el precio justo y la honestidad con clientes y asociados, son las bases que impulsarán el trabajo artesanal ecuatoriano.