En China ya construyen edificios de altura en menos de 5 días; en Japón, hace poco repararon en dos días una vía que quedó destruida por un profundo socavón de más de 30 metros de diámetro; y en Ecuador hasta hace un par de años, el Gobierno nacional presumía de que hacía trabajar a sus contratistas las 24 horas todos los días de la semana. Todos esos son buenos ejemplos que benefician a los usuarios y a toda una comunidad que no sufre tantos trastornos mientras se trabaja en las obras. Sin embargo, aquí en Guayaquil estamos viendo que hay obras de poca envergadura y complicación donde se avanza de a poco, pues solo se trabaja en horas de oficina y de lunes a viernes, caso concreto: la ampliación de los paraderos de la metrovía. Se trata de un proyecto que empezó a ejecutarse hace más de un mes y a simple vista no ha avanzado mucho. Que son doce o quince paraderos que se están acondicionando simultáneamente, es verdad, pero si se trata de solo uno o dos contratistas, es lógico que no va a avanzar rápido. Si me permiten una sugerencia, debieron empezar por dos o tres habitáculos y una vez terminados, emprender obras en otros tres, para de esa forma entorpecer el tráfico vehicular en un pequeño segmento y no en todo el recorrido del metro.

Aracelly Franco