A muy poco de celebrar el bicentenario de independencia de Guayaquil, la ciudadanía ve con tristeza que nuestra querida ciudad se está transformando en una población fantasma. Si bien la actividad comercial mantiene su ritmo en los habituales horarios laborales, una vez que los comercios y oficinas cierran sus puertas, nuestra metrópoli, contradictoriamente, se sume en un completo abandono que produce alarma y desasosiego entre quienes la recordamos activa inclusive en horarios nocturnos, fines de semana y fechas cívicas.

Hoy resulta desgarrador dar una vuelta por el boulevard 9 de Octubre a las 22:00 de un sábado o más aún, un domingo; Guayaquil luce desolada.

Urge crear un Comité de Rescate del centro de Guayaquil, una organización que aglutine autoridades, moradores, al sector comercial y al turístico. Tenemos que salvar al centro de nuestra ciudad porque llegará el momento en que no tendremos qué mostrarles a nuestros visitantes foráneos, perderemos valiosa riqueza arquitectónica y escultórica, todas nuestras vivencias y tradiciones.

Pensar que se logrará rescatar al centro de Guayaquil a través de un festival musical que se realiza una vez al año, resulta una quimera. Hay que establecer programas de seguridad, limpieza, ayuda social a menesterosos y adictos a drogas.

Gustavo Rivadeneira Romero