“La lectura es para la mente lo que el ejercicio es para el cuerpo”

Es natural que la tecnología haya dejado a un lado la importancia que tiene un libro y de saber leer.

El libro es el mejor amigo con quien podemos conversar.

Aprendamos a escoger qué leer. Si decimos que no hay tiempo de leer lo bueno, muy grave sería ponerse a leer lo malo, porque arruinaría la vida de oración si la tenemos.

Todos necesitamos tener alguien que guíe nuestra vida y qué mejor que tener un libro espiritual que nos hace comprender que la vida sin Dios no tiene sentido.

Cuantas veces que estamos leyendo, en esa lectura encontramos un mensaje adecuado que puede hasta cambiar nuestras vidas.

Se ha comprobado que el pensamiento está influenciado por el material que elegimos para leer

La lectura bien hecha nos enseña a ser auténticos en lo que escribimos y el deseo de que se disfrute de esos pensamientos.

Que sea un hábito leer cada día, quince o más minutos un libro que puede ser la Biblia o el que parezca adecuado para enriquecernos y darnos felicidad. La lectura es para la mente lo que el ejercicio es para el cuerpo y lo que la oración es para el alma.

Martha Reclat de Ortiz