Es abogado. Fue asesor jurídico de la Presidencia durante el periodo de Jaime Roldós. Fue magistrado de la Corte Suprema de Justicia hasta que el cuerpo colegiado fue cesado en 2004 por el Congreso Nacional. Es autor de dos libros.

“La justicia no logra alzar la cabeza”

Nicolás Castro Patiño añora aquellos años en los que los ciudadanos sabían los nombres de los magistrados y jueces. Ya no es así. También recuerda la altivez de la administración de justicia. Ahora la ve alicaída, “no logra alzar la cabeza”.

Nicolás Castro Patiño añora aquellos años en los que los ciudadanos sabían los nombres de los magistrados y jueces. Ya no es así. También recuerda la altivez de la administración de justicia. Ahora la ve alicaída, “no logra alzar la cabeza”.

¿Por qué la administración judicial no logra alzar la cabeza?

Le restaron (con la Constitución de 2008) la mayor parte de las atribuciones que tenía hasta ese entonces la Corte Suprema de Justicia y se estableció una caricatura de lo que era: la Corte Nacional de Justicia. Se le dio todo el poder absoluto, diría casi omnímodo, al Consejo de la Judicatura. Esto ha traído como consecuencia una falta de independencia de la Función Judicial respecto de los designios del poder, especialmente en los procesos que le interesan al poder. El Consejo es susceptible de recibir de fuera o dentro de la Función Judicial hechos, actitudes y conductas que van mellando la independencia.

¿Qué se requiere para lograr la independencia judicial?

Hay que hacer una reforma constitucional de fondo en cuanto a la organización y estructura de la Función Judicial que permita establecer de mejor manera la estructura de poder dentro de la función. Si permanece como está, cualquiera que sea el presidente en el futuro, ocurrirá lo que ha ocurrido. Lo segundo, que los principales órganos de la función estén integrados por juristas con verticalidad en sus actuaciones.

¿Cómo hacer que el ciudadano común sienta que existe esa independencia?

Cuando los jueces actúen ceñidos a lo dispuesto en la Constitución y la ley, y no cumpliendo consignas políticas o partidistas... Para conseguir eso necesitamos, por ejemplo, fortalecer la academia para que, en comunión con la Función Judicial, pueda valorar las sentencias y las decisiones de los jueces. Es decir, analizar la jurisprudencia... Tienen que hacerlo los Colegios de Abogados; pero, salvo el de Pichincha, en los demás hay un silencio.

Pero si se siguen viendo casos como el de la cantante Sharon, en el que el acusado primero tuvo una sentencia y luego otra, ¿cómo creer en una justicia así?

Esos casos sonados son los que van labrando la imagen de la Función Judicial. Lo que ocurre en Brasil con la actuación del juez Sergio Moro... Estoy seguro de que la valoración de esa Función Judicial es favorable. Dentro y fuera de Brasil.

¿Puede existir la Función Judicial sin la Judicatura?

Sí. El Consejo de la Judicatura, en Ecuador, fue creado en el año 90 y fue integrado en 2008. Las cortes y tribunales existen desde siempre y existirán, porque el corazón de la función no está en el Consejo de la Judicatura como equivocadamente se puede pensar, sino en los jueces. A ellos hay que darles la importancia que merecen.