
“Hemos sentido el carino de los ecuatorianos durante este viaje”
El Buque Escuela Guayas completó su primera circunnavegación al mundo el pasado martes. El navío partió en mayo de 2015 desde el muelle del Yacht Club Naval de la urbe. Durante sus 294 días de travesía, el buque visitó 25 puertos en cinco continentes y
La última mañana sobre el Buque Escuela Guayas fue lluviosa. Pese al clima, la alegría de la tripulación, próxima a su regreso a casa, era palpable. También lo era para Carlos Zumárraga, comandante del navío.
¿Cómo ha sentido la circunnavegación que realizaron en este viaje?
Para mí como comandante ha sido una gran responsabilidad el cumplir la misión de llevar este buque a que dé la vuelta al mundo y traerlo de regreso como me lo entregaron, con la tripulación completa y habiendo llevado el buen nombre de la Armada y del país por el mundo.
¿Cómo fue el recibimiento del buque en los distintos puertos que visitaron?
Conmovedor. Especialmente en los países con mayor número de compatriotas. Es increíble cómo los ecuatorianos somos apegados a nuestra tierra y cómo, cuando vemos un poquito de ella, nos emocionamos. Nuestro buque es eso, es un poquito de patria que se aleja. Ellos se identifican, abrazan su bandera. Hemos sentido el cariño de los ecuatorianos durante este viaje.
¿En qué puertos tuvieron la mayor afluencia de visitantes?
El buque pasó lleno en la mayoría de los puertos que visitamos, especialmente en Nueva York y en Cartagena, cerca de Murcia. Tuvimos la suerte de estar presentes en algunas regatas, donde hubo millones de visitantes.
Háblenos acerca de las condiciones climáticas a lo largo del viaje. ¿Se presentaron dificultades en el trayecto?
Bueno, planificamos navegar durante los veranos en los hemisferios norte y sur para evitar mayores dificultades y por suerte el clima estuvo bastante bueno. Por supuesto, siempre habrá días de mal clima, pero la mayor parte de la navegación la hicimos con buen tiempo.
Me comentaron que se presentó una dificultad médica en el transcurso del viaje...
Yo creo que esa es la gran anécdota de este crucero. A uno de nuestros compañeros, un muchacho jovencito, le dio apendicitis en un lugar donde no podíamos recurrir a ayuda médica. Nos encontrábamos en el trayecto de Nueva Zelanda a Chile. Tuvo que ser operado en condiciones precarias. Su fortaleza y el trabajo de la doctora y el equipo que la asistió lograron que él siguiera con vida. Una vez en Chile lo llevamos al hospital y de ahí fue trasladado a Guayaquil.
Usted es el fotógrafo oficial del buque. ¿Cómo comparte sus responsabilidades con esta pasión?
En realidad soy el fotógrafo oficial y tengo como responsabilidad colateral el cargo del buque (ríe). Soy aficionado a la fotografía y me gusta, sobre todo, mostrar el buque navegando a vela con mar bravo. Lamentablemente, como paso la mayor parte del tiempo en el entrepuente, tengo pocas posibilidades de fotografiarlo como quisiera.
Los guardiamarinas que regresan con ustedes culminaron su tercer año mientras se encontraban en el crucero. ¿Cómo ha visto el cambio en estos jóvenes y en su preparación durante el transcurso del viaje?
Es un cambio que se ve rápido. Llegaron con muchas inquietudes, con la mirada tímida. Con el tiempo van adiestrándose, van cogiéndole miedo al mar, lo que los hace mejores marineros. Han ido cogiendo más confianza, más firmeza, aprendieron a no ser temerarios, a ser profesionales. Espero verlos convertidos en oficiales en diciembre.
Personalmente, ¿qué es lo que más ha añorado durante esta travesía?
A mi familia, a mis padres y a mis hermanos.
¿Podría decir que este viaje fue un éxito?
Definitivamente. Ha sido una experiencia muy positiva y única. Llegamos a algunos puertos por primera vez. Siempre es importante llevar el nombre de nuestro país por el mundo y dejarlo en alto.