Hecho. Algunos alumnos llegaron al acto acompañados de sus abuelos.

“No hay civismo ni desfile sin un permiso laboral”

Aunque estuvieron más prevenidos que el año pasado y el 25 de Julio anterior, a los padres todavía no les convence que se trasladen los feriados de las fechas cívicas.

Aunque estuvieron más prevenidos que el año pasado y el 25 de Julio anterior, a los padres todavía no les convence que se trasladen los feriados de las fechas cívicas. Si bien ayer durante la XXIII edición del desfile cívico estudiantil del 9 de Octubre, que conmemoró los 198 años de Independencia de Guayaquil, estos se amontonaron en las calles para acompañar a sus hijos; la mayoría tuvo que escabullirse de sus trabajos o pedir permiso para asistir.

“He tenido que pedir licencia y perder un día de pago completo para alentar a los míos. Me parece injusto. Y no por mis jefes, sino por parte de las autoridades nacionales que optaron por darle más importancia al puente vacacional que al civismo”, precisó Sergio Rojas, padre de una alumna de la Unidad Educativa Mariana de Jesús, y quien hasta el 2016 había participado de la marcha acompañado de su familia.

“Hoy he venido solo. Nadie pudo seguirme porque eso implicaba menos dinero”, lamentó Rojas, mientras al son de los tambores y trompetas, y las piruetas de las cachiporreras capturó en su teléfono los momentos más importantes de esta marcha que contó con la participación de 3.200 estudiantes de 42 instituciones educativas.

Aunque este año, al igual que el anterior, por el puente vacacional, las fiestas se llevaron a cabo en un día laborable, según los asistentes hubo más afluencia de padres.

“El año anterior los encargados de traer a los chicos fueron los abuelos. Esta vez fuimos nosotros. Lastimosamente para ello tuvimos que cambiar nuestros horarios. Está claro que aquí no hay desfile ni civismo, sin permisos o cambios”, dijo Ana Ascencio, madre de un menor de la Unidad Educativa Benemérita Sociedad Filantrópica del Guayas que, tal como lo dijo Catalina Cuesta, miembro de la Asociación de Planteles Particulares, en la publicación de EXPRESO del lunes, con este tipo de variaciones el gran perdedor es el civismo.

Para Ascencio, quien se vio obligada a cerrar su negocio (en la Bahía) hasta las 14:00, y para Luis Moncayo, abogado que se ausentó de su oficina por dos horas, es necesario que el desfile se vuelva a vivir como antes.

Para ambos, la emoción y el orgullo de ver a los jóvenes llevar la bandera desde la avenida Quito y Clemente Ballén, donde inició la II fase del desfile (que se divide en tres), hasta el Malecón Simón Bolívar, la están disfrutando sobre todo los turistas.

“No digo que esté mal, sino que nosotros, que somos de aquí, nos estamos perdiendo de eso”, coincidieron, mientras fotografiaban a un grupo de canadienses que movían los pies cada que sonaba la canción ‘Guayaquil de mis amores’. Para Dianne Moier, una de ellas, el color de los uniformes, las banderas y banderines, y la forma en cómo se incrementó el comercio en el sector, fue lo más emocionante.

Otros visitantes, como Wilson Rendón, de México, ovacionaron en cambio la presencia de las seis carrozas alegóricas, que entre las 07:00 y las 10:00 circularon por la avenida 25 de Julio y Quito. Estas, que evocaron las colonias extranjeras tradicionales de la ciudad ( china, española, libanesa e italiana), fueron -a su juicio- las protagonistas de la comparsa.

Para los guayaquileños, aunque este tipo de actos en efecto sirven de puerta al turismo, que es el fin del puente vacacional, es vital que se logre un equilibrio, a fin de que las familias enteras participen del evento y sus fiestas..., y “no solo uno de sus miembros”.