Hogareño. En su tiempo libre a Óscar Bagüí le gusta pasar junto a sus seres queridos. Es el encargado de recoger a su hija Dalma de la escuela. En Navidad le entregará obsequios a los niños de su natal Borbón y de Solca.

“Hay barcelonistas resentidos conmigo”

La historia de Óscar Bagüí es un claro ejemplo de que los sueños se cumplen para quienes se esfuerzan cada día por alcanzarlos.

La historia de Óscar Bagüí es un claro ejemplo de que los sueños se cumplen para quienes se esfuerzan cada día por alcanzarlos. Nacido en Borbón, provincia de Esmeraldas, perdió a su padre cuando apenas tenía seis años. Sufrió muchas privaciones, hasta que encontró la fortuna en forma de una pelota de fútbol.

Cuando apenas tenía 14 años migró hacia Riobamba, donde probó suerte en el club Olímpico. El técnico Cirilo Montaño se fijó en él y le dio una oportunidad en Olmedo. Desde allí todo parecía mejorar, incluso llegó a la selección ecuatoriana, pero en 2008 lo que prometía ser la gran oportunidad de su vida terminó convirtiéndose en una pesadilla llamada Noche Amarilla.

La afición de Barcelona no perdonó la mala presentación de quien despuntaba como el mejor lateral izquierdo del país y desde entonces parece tenérsela “jurada” cada vez que visita el estadio Monumental.

Retomó fuerzas en Universidad Católica antes de aterrizar en Emelec (2011), donde se consolidó como el más regular de las últimas temporadas, situación que terminó de encolerizar a la parcialidad torera.

“Es cuestión de los hinchas. Soy un trabajador, a veces uno le va bien, a veces regular, a veces mal. Se ve que algunos (hinchas) tienen cierto resentimiento conmigo. Barcelona es parte de mi pasado, una institución que merece todo mi respeto, no tengo nada en contra del club”.

Un desgarro en el posterior de su pierna izquierda le impidió mantener la regularidad mostrada en las últimas temporadas, pero ha vuelto con más fuerza y junto a Jorge Guagua y Juan Carlos Paredes le dio a Emelec la solvencia defensiva que tanta falta le hizo en el primer semestre. “El profe (Alfredo Arias) encontró el equipo, hoy estamos muy unidos en busca de llegar a la final y darle otra alegría a la afición azul”.

Se muestra muy agradecido con la oportunidad que le dio Olmedo, pero siente que en Emelec encontró su lugar en el mundo, incluso ya inició un curso (a distancia) para obtener el título de director técnico y “algún día” poder dirigir a Emelec, aunque está consciente que eso tomará tiempo.

Casado con la señora Nancy Gamboa, Óscar tiene tres hijos: Diogo (12 años), Dioscar (6) y Dalma (4), con quienes disfruta pasando su tiempo libre en el cine y en el zoológico.

Es amante de la salsa y la lectura. Administra bien sus ingresos -hoy tiene una finca en Esmeraldas-. Cree que de no haber sido futbolista, se habría inclinado por las leyes o la gastronomía. “Le preparo de todo en la cocina, pero el tapao arrecho -plato típico de Esmeraldas- es la especialidad de la casa”, le revela a Diario EXPRESO.