En Portoviejo aguantó la caña guadúa y la madera; la vivienda ubicada en el centro de la ciudad, quedó intacta, pese a su evidente vetustez.

“Algunos se han ido, yo me quedo en Pedernales”

“Fuerza Pedernales, nos quedamos”. La arenga está escrita en algunas de las pocas paredes que están en pie, tras el terremoto que azotó al balneario. Ayer se cumplió una semana del devastador sismo.

“Fuerza Pedernales, nos quedamos”. La arenga está escrita en algunas de las pocas paredes que están en pie, tras el terremoto que azotó al balneario. Ayer se cumplió una semana del devastador sismo.

Los brazos de las retroexcavadoras removieron los escombros de las viviendas que se fueron al piso. Todo bajo la atenta mirada de policías y militares. “Estas casas ya fueron revisadas, por eso se procedió a llevar el material en los volquetes”, dijo un uniformado.

En los inmuebles y hoteles que aún están en pie hubo una especie de minga. Sus propietarios volvieron para sacar las pocas pertenencias que no sufrieron daños. Yamdre Arteaga retiró camas, colchones y veladores de su hotel, el Yam Yam. Los técnicos le dijeron que luego de una evaluación se determinará si puede reconstruir o es necesaria una demolición.

“Rescato lo que sirve porque, una vez que las cosas mejoren, volveré a emprender mi negocio. Algunos han decidido irse, yo me quedo en Pedernales”, dijo Arteaga a EXPRESO.

En las calles, los pobladores intentan retomar la vida de a poco. En el parque central un grupo de jóvenes cristianos montaron una obra de teatro y lograron sacar más de una sonrisa y aplauso a los presentes. Entre ellos, algunos agotados integrantes del Grupo de Operaciones Especiales (GOE), que participaron en las labores de búsqueda y rescate.

Por esa misma calle, Guillermo Cedeño, quien distribuye EXTRA desde hace 31 años, circulaba con su motocicleta y un alto parlante invitando a los transeúntes a no desmayar y a seguir en el poblado.

De acuerdo con las cifras oficiales, este poblado manabita perdió 354 viviendas. El sector hotelero es uno de los más afectados.

Vertiendo lágrimas, Luis Santana presenció ayer la demolición de su casa. De debajo de una losa, los maquinistas sacaron su automóvil completamente destruido. “Son los ahorros de toda una vida, pero volveré a ver renacer a mi pueblo, siempre altivos como somos los manabitas”, dijo convencido.

La cifra oficial de fallecidos a escala nacional ascendió ayer a 643. De ellos, 165 murieron en Pedernales.

Esto despertó la solidaridad de todo el país. Este sábado, por ejemplo, la vía de ingreso al pueblo estuvo lleno de camiones y camionetas, públicas y privadas, que llegaron con todo tipo de ayuda para los afectados.

Junto a su esposa, Darío Vélez, recibió una caja con varios víveres y una Biblia. Él dice que sería mal agradecido si afirmara que no les están ayudando. Aunque espera que el mayor impulso venga con la generación de fuentes de trabajo. “Por ahora el turismo va a demorar un poco hasta la reconstrucción de hoteles. Tenemos que apuntar a la agricultura y los recursos del mar para salir adelante”, aseguró Vélez.

La producción de camarón es una de las principales fuentes de ingreso en Pedernales ¿Cuál es la situación del sector? Juan Tituano, quien se dedica a este negocio, reconoció que la situación es crítica: el 50 % de camaroneras sufrió daños en sus piscinas. Pero, el trabajo no se ha parado y, las que están funcionando siguen sacando camarón para la exportación.

“Calculo que el 70 % de la economía de Pedernales depende del camarón y si no se recupera la infraestructura dañada, podría generarnos serios problemas de empleo”, señaló a este Diario.

Fremiot Cedeño llegó al mediodía con su camioneta llena de camarón para venderla en la comercializadora ITM. Él perdió tres de las seis piscinas que poseía y la reparación llegaría a los 40.000 dólares. Además de una para de no menos de dos meses de producción, dijo.