“Guayaquil es un enorme riesgo”

“Guayaquil es un enorme riesgo”

El terremoto del 16 de abril, cuyo epicentro estuvo en Pedernales, Manabí, alcanzó a Guayaquil con menor fuerza, pero suficiente para causar estragos: 243 casas afectadas, 20 de ellas con colapso total y 147 edificios todavía en evaluación. Y no solo e

El terremoto del 16 de abril, cuyo epicentro estuvo en Pedernales, Manabí, alcanzó a Guayaquil con menor fuerza, pero suficiente para causar estragos: 243 casas afectadas, 20 de ellas con colapso total y 147 edificios todavía en evaluación. Y no solo edificaciones antiguas, sino también algunas recientes.

Para arquitectos porteños consultados por este Diario, la situación es clara. Y grave: el 70 % de las viviendas de la ciudad ha sido construido de manera informal, sin un plano o estudio de por medio. Y del otro 30 %, en la mayoría de casos no se ejecutaron los planos presentados.

¿Quién debería controlar esto? Las miradas recaen en el Municipio, cuanto más que así lo señalan también las Normas Ecuatorianas de la Construcción (NEC), vigentes desde el 2015 con el auspicio del Ministerio de Desarrollo Urbano y Vivienda.

El Municipio, que entrega los permisos de construcción, endosa a su vez esa responsabilidad a los “técnicos calculistas como constructores, y otros técnicos, en el marco del Código Civil”.

Eso en los minoritarios casos en que se cumple el trámite. Porque en la práctica, la mayoría de guayaquileños construye o amplía sus viviendas sin pedir ningún permiso municipal.

El resultado se puede apreciar fácilmente a través de un recorrido por la ciudad, como lo hizo el jueves este Diario junto al director del Instituto de Investigación de la Facultad de Arquitectura y Diseño de la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil, Félix Chunga.

Viviendas con pisos superiores construidos con láminas de zinc, estructuras desproporcionadas para sus bases e incluso elaboradas con materiales no acordes con las NEC, volados excesivos, son algunas de las particularidades que se aprecian en distintas zonas de la ciudad, señala este arquitecto.

A su criterio, el principal problema está en el control en el proceso de construcción. Y también la falta de conciencia ciudadana sobre la importancia de construir de manera técnica.

“Tenemos poco presupuesto, entonces vamos poco a poco. Creo que el Municipio debería facilitar la ayuda de profesionales”, se justifica José Tomalá, quien en estos días levanta un segundo piso en su casa ubicada en las calles Medardo Ángel Silva y Santa Elena.

Ricardo Sandoya, máster en Diseño Arquitectónico, concuerda con ese criterio y expresa que, tras el sismo, este problema se revela con mayor claridad y debe servir para reconsiderar la edificación: “Es urgente que se haga un levantamiento de información sobre la base de parámetros técnicos proporcionados por el Código Nacional de Construcción para saber qué porcentaje de las construcciones los cumplen”.

Sobre esto, Guillermo Argüello, director de Ordenamiento Territorial y Urbanismo del Municipio, indicó que “hemos considerado reforzar la normativa actual para la construcción. Sin embargo no hay que negar que hay reticencia de la ciudadanía a hacer trámites”.

Aseguró que el problema de la construcción no es solo uno de permisos. “Hay que hacer una campaña con la ciudadanía porque una casa es la inversión de sus vidas. No hacer un estudio de suelo o buscar ayuda de un profesional es un ahorro de cocinera que puede ser mortal”, agregó.