“Gobernantes despiadados”
F idel Castro, cuidando de su salud, dejó de fumar en 1985 y declaró que “lo mejor que se puede hacer con los puros es dárselos al enemigo”. Pero no tuvo escrúpulos en continuar cultivando y propagando la droga que mata a 6 millones de personas al año. Después presumiría de la sanidad cubana, cuando a sus seis mil fusilamientos hay que añadir el número cien veces superior de aquellos a quienes incluso les ha hecho pagar cara esa droga, cultivada del modo más exquisito para atraerles. ¿Cabe gobernante más despiadado que el que tiene así como lema “socialismo y muerte”, y que explota a los demás hasta enfermarlos e incluso acabar con ellos?
Emilio Díaz Ledesma
Madrid, España