“Debemos hacer valer nuestro trabajo”

“Debemos hacer valer nuestro trabajo”

Nidia Pacheco tenía tres años como corredora de bienes raíces cuando un cliente le pidió que le busque un departamento en el centro de la ciudad. Muy solícita, ella le enseñó no uno sino nueve propiedades ese mismo día. Pero al hombre, que había llevado a ese duro recorrido a toda su familia, no le gustó ninguna. Pasaron seis meses y el mismo cliente volvió a llamarla. Buscaba algo de no más de $ 55.000, pero ella le dijo que lamentablemente no tenía lo que él quería. Tres años más tarde, el mismo potencial comprador, volvió a llamarla y al reconocer su voz, ella le dijo: “Soy Nidia, su corredora que lo atendió hace tres años, ¿aún no compra la propiedad?”.

“Él se quedó paralizado -recuerda hoy Pacheco- creo que se rió y como disculpándose me dijo: ‘Sí, Nidia, es que no encuentro aún lo que quiero, sigo indeciso ¿aún tiene alguna propiedad de las que me mostró?’. Obviamente le dije que no, que ya se habían vendido, y ahí acabó nuestra conversación”.

Aquel episodio que hoy le resulta gracioso, en su momento molestó a la joven; sin embargo, ella nunca perdió los estribos. Como todo bróker, está acostumbrada a todo tipo de situaciones y clientes.

Cuando habla de su oficio, esta joven, quien tiene un título en Ingeniería en Gestión Turística y Hotelera, rápidamente introduce a sus interlocutores en los entresijos por donde se mueve el mercado inmobiliario. Mientras lo hace muestra maquinalmente el documento que la acredita como corredora. Es que en el sector el número de personas que se dedica a este oficio sin tener licencia triplica al de quienes son formales, y en esto a los clientes, lo primero que hay que ofrecerles es seguridad.

Pacheco decidió seguir esta carrera hace seis años al aceptar administrar unos bienes de sus familiares que buscaban alguien de confianza a quien encargar su propiedad para la venta o alquiler. En 2013 decidió capacitarse y obtener su licencia en la Asociación de Corredores de Bienes Raíces del Guayas (Acbir-g), y hoy piensa que quienes ejercen este duro pero emocionante oficio deben hacer valer su trabajo, pues hay muchos clientes -confiesa- que al lograr vender sus propiedades no quieren reconocer los honorarios pactados con el corredor.

“Debemos trabajar solamente con gente que esté dispuesta a recibir un servicio capacitado, que firme el respectivo convenio de corretaje. Eso garantiza un ganar para ambas partes...”, subraya.