Cuando el péndulo de la política en la región tiende de nuevo hacia la derecha es pertinente indagar las causas de ese retroceso. Y, sobre todo, ante los serios problemas que siguen martirizando a los pueblos. Sin embargo, hay que tener voluntad de autocrítica para aceptar la realidad y buscar la rectificación en otros casos en que el socialismo es víctima de las equivocaciones de quienes gobiernan en su nombre. Aquellos líderes que son proclives a ejercer el poder a cualquier precio, aunque eso implique el sacrificio del sistema democrático.

Si quienes controlan el liderazgo de este sistema político no se distancian en forma efectiva de las fuerzas que abrevan el oscurantismo y que en su catálogo de principios incluyen la intolerancia, la censura a quienes piensan diferente, la sumisión, la intimidación, el menos precio a las libertades, la corrupción, la impunidad, el abuso del poder, se genera una grave crisis de identidad. Lo cual puede estar ocasionando, un grave daño a la democracia. Señor Director, en las condiciones que está el país hay que librar la lucha para que la democracia no sea una ficción. El socialismo del siglo XXI, no puede seguir siendo una señal de desatinos, que agraven más los problemas que requieren pronta solución.

Eco. Mario Vargas Ochoa