Hasta el viernes se habían contabilizado 700 réplicas al terremoto de 7,8 grados producido el sábado 16. Y van a ser más dicen los expertos porque es un efecto natural luego de un sismo de esa magnitud. Si en Guayaquil, donde han sido casi imperceptibles estas réplicas, la gente está ‘con los nervios de punta’, no me imagino cómo está esa población en el mismo lugar del epicentro que aterrorizada vivió el terremoto y que, además de perder sus hogares y sus pertenencias, ha perdido a sus seres queridos. Ojalá que además de la ayuda humanitaria, se ejecute un plan para atender psicológicamente a los más afectados por este flagelo de la naturaleza.
Diana Cascante