“En toda crisis hay quien gana y quien pierde”

“En toda crisis hay quien gana y quien pierde”

Si hay alguien en Guayaquil y el país que conoce al dedillo los booms y avatares del mercado inmobiliario, ese es Fernando Cedeño Cabanilla (FCC). Analítico y buen conversador, este estratega del corretaje de bienes raíces y de la construcción ha dedicado casi toda su vida a estos oficios y es quizás esa una de las razones de que hoy luzca sereno frente al momento difícil por el que atraviesa el sector.

Cedeño Cabanilla Inmobiliaria Constructora, su empresa que nació hace 39 años, se ha mantenido en el mercado, toreando las crisis que de cuando en cuando hacían desaparecer a otras conocidas firmas del ramo.

“Hay que tener claro un asunto -dice con ese gesto característico de los maestros- en toda crisis siempre hay alguien que gana y alguien que pierde, pero la economía continúa, posiblemente en menor escala, pero siempre hay gente que desea invertir, por eso nunca nos falta trabajo”.

En su mente están presente sus inicios en esta actividad. Tenía solo 20 años y estudiaba Ingeniería Comercial, cuando un constructor de la época, que era socio de su hermano Enrique, lo llamó para que le ayude a vender consultorios de un edificio donde funcionaba Briz Sánchez. Desde entonces FCC no ha parado y las experiencias que ha tenido son muy ricas.

Por ejemplo, siempre recuerda el día que logró hacer que un comprador pagara 2 millones de sucres en efectivo al vendedor de un terreno que se había empecinado en que le paguen de esa forma. Era el año 1990 y el comprador se oponía a llevar un maletín con tanto dinero, pero el vendedor, que era una persona mayor y muy difícil, así lo exigía. Entonces para que no se caiga la venta FCC tuvo que convencer al comprador y al final cerró el negocio.

“En el momento de la firma, delante del abogado comenzó cada uno a contar el billete”, revive el corredor, quien acostumbra a observar las marcadas diferencias entre el ayer y el hoy del negocio, como aquella de que la gente anteriormente no pedía cheques certificados o transferencias, mientras que actualmente es lo que se impone.

Una hermosa vista del Guayaquil moderno entra por la ventana de su oficina, que es un lugar tranquilo pese a la intensa actividad que allí se desarrolla: la compra-venta y el alquiler de propiedades, cobranzas de arriendos, mantenimiento de inmuebles y gestiones de crédito hipotecario; mientras que en el área de construcción, edifica para clientes de Samborondón y otros sectores.

Fernando Javier, Juan Diego y José Andrés, los hijos de Fernando Cedeño Cabanilla, son parte de esta empresa que, a punto de cumplir cuatro décadas en el sinuoso y activo mundo inmobiliario, sigue tan campante.