A sus 33 años está considerado como uno de los mayores exportadores del flamenco.

“El verdadero artista no mira por encima del hombro”

Farruquito actuará en el Teatro Sánchez Aguilar la noche del 2 de julio

Londres, París, Tokio, Nueva York, Boston, Barcelona, Madrid, México, Tel-Aviv, son solo unas cuantas ciudades en las que Juan Manuel Fernández Montoya, más conocido como Farruquito, ha expresado su arte en el tablao. El próximo 2 de julio, el sevillano, considerado uno de los mayores exponentes del flamenco en todo el mundo, actuará en el Teatro Sánchez Aguilar.

EXPRESIONES estableció contacto telefónico con el artista, quien expresó su satisfacción de venir otra vez a Ecuador. “Un país al que voy seguido y en el que solo encuentro cariño y buen trato”.

Lo del baile lo lleva en las venas, pues heredó esta tradición de sus padres y de su abuelo ‘Farruco’, los mayores referentes de una tradición muy arraigada en la cultura española.

Del espectáculo que ofrecerá en el Sánchez Aguilar prefirió no dar detalles para que no se pierda el factor sorpresa.

“Lo único que puedo decirte es que verán lo que soy, el hombre que no compite, sino que comparte anécdotas, secretos, experiencias. A la vida yo le hago olé y es lo que plasmo en el escenario, dejando todo mi corazón”.

A sus 33 años, y 29 de ellos dedicados al baile, dice que sus mayores armas para enfrentar los momentos más complicados o adversos han sido el ser consecuente, honesto y respetuoso con los demás, teniendo siempre como norma no mentir y asumir responsabilidades.

Pese a que ha actuado en los mejores teatros del mundo, no es un hombre que ha hecho millones porque simplemente no sabe negociar.

“Soy pésimo para buscar patrocinios. Lo mío es bailar, no vender. Soy artista”.

Si bien es cierto, el flamenco es un ritmo conocido en los cinco continentes y con una infinidad de representantes, el protagonista de Sonerías comenta que hay colegas muy respetables, pero existen otros que no son reales embajadores de este popular género.

“No se trata de gritar o zapatear. Afortunadamente la gente distingue cuando alguien lo engaña, pues existen códigos, rítmicos, melódicos y estructurales que se manejan. Los más grandes bailaores que yo he conocido son los más sencillos y los más auténticos, son aquellos que te entregan todo y no se quedan con nada. Un verdadero artista de flamenco jamás mira a los demás por encima del hombro”.

Enfatiza que no hay diferencia entre Juan Manuel y Farruquito, pues son uno solo. “Cuando las luces se apagan, la función se acaba, pero el hombre es el mismo, aquel que en su hogar se toma un buen vino y come cualquier cosa que le hace su mujer (Rosario Alcántara), que por cierto cocina riquísimo y juega con sus tres hijos. Esa es mi vida”.