En estos momentos algunos escenarios deportivos se encuentran en estado deplorable y sin uso. Este trance de defunción se debe al cinismo, ignorancia de los dirigentes de cada federación provincial, que no muestran el menor interés por mejorar los escenarios deportivos y den paso a otros más preparados, con voluntad y que salven este desastre.

Debemos entender que el deporte, aparte de su innegable beneficio en la salud y que fomenta las relaciones sociales, llegando unir a las familias y las gestas deportivas son las que más elevan la moral y la autoestima de un país.

Las medallas de Jefferson Pérez, los títulos de Andrés Gómez, los recientes triunfos de Glenda Morejón, que de paso dio de su sueldo el 4 % a su entrenador, y el caso de Óscar Patín, medallista en marcha, pidiendo ingreso para un examen práctico a Fedeguayas. Estos dos últimos casos ponen en evidencia la calidad de los dirigentes deportivos.

La actividad deportiva debe ser incentivada con mejores instalaciones, con ayuda directa del presidente del país. Todo lo que una nación invierte en deporte se ahorra en hospitales, es el mejor dinero empleado. Sus fines deberían ser cívicas, no materia de utilización personal, revanchista, regional y politiquera. Es hora de ponerse a trabajar para competir mejor.

Lic. Robespierre Rivas Ronquillo